“Muerte cerebral” de Kim Jong-un, el líder de Corea del Norte. Eso fue lo primero que se dijo a partir de las supuestas declaraciones de un funcionario estadounidense. Luego, otro funcionario dijo que su salud estaba delicada, pero la gravedad era difícil de evaluar. Unos días después en redes sociales se dijo que “su muerte estaba confirmada”.

Otro medio desde Japón dijo que no estaba muerto, sino en estado vegetal. Sin embargo, los diarios surcoreanos indican que se trata de rumores sin confirmar. Los medios que cubren temas globales tampoco han podido corroborar nada mediante fuentes independientes, y varios gobiernos, incluidos el de China y el de Estados Unidos, han desestimado dichos rumores. Concretamente, el Ministerio de Unificación de Corea del Sur declaró: “Nuestro gobierno tiene suficiente capacidad de recopilación de información y puede sostener con confianza que no hay nada inusual”. En cualquier caso, la realidad es que la desaparición de la escena pública de Kim durante 15 días ha producido gran nerviosismo. Es importante explicar por qué, evaluar la posible veracidad de los reportes difundidos y esbozar algunos posibles escenarios si es que de verdad Kim llegase a faltar.

El futuro de Norcorea: ¿que pasaría sin Kim Jong-un?
El futuro de Norcorea: ¿que pasaría sin Kim Jong-un?

2. Además de ello, el tema importa porque en el caso específico de Kim Jong-un, un líder joven de 36 años, no hay una línea de sucesión definida, lo que se piensa podría resultar en una lucha interna por el poder y, por tanto, en inestabilidad e incertidumbre. De modo que no debe sorprendernos el nivel de nerviosismo que se produce tras los reportes acerca del peligro a su salud.

3. Lo que sigue entonces es estimar el nivel de veracidad de esos reportes. Esto puede hacerse contrastando fuentes locales (específicamente de Corea del Sur) con medios internacionales y a todos estos medios con fuentes oficiales, especialmente en Seúl, que se encuentra monitoreando día y noche lo que suceda con su vecina del norte. Hasta el momento de este escrito, ninguna de estas fuentes ha confirmado que las versiones de muerte o estado vegetal de Kim sean otra cosa que rumores. Sin embargo, este debe ser un ejercicio permanente y la información podría fluir en otro sentido.

4. Mientras tanto, es esencial reconocer que estamos en el terreno de la especulación, lo que no nos impide plantear algunos escenarios por si, en efecto, se llegase a suscitar la ausencia de Kim o su incapacidad para gobernar. Esbozo algunos de estos escenarios primero, para la sucesión, luego para el futuro del país:

a. Un primer escenario sería el de una transición suave hacia algún personaje como la hermana del líder: Kim Yo-jong. Se trata de una persona sumamente cercana a Jong-un, a quien el líder supremo ha conferido distintas responsabilidades y sobre todo su confianza. Además, es un miembro de la familia y se sostendría la tradición de heredar el poder a alguien de la dinastía Kim. Existe también la posibilidad de que los grupos de poder en Pyongyang elijan la opción de Kim Yo-jong, pero no bajo condiciones de otorgarle libertad de acción, sino como una especie de figura pública que en realidad respondiera al mando de personas con más experiencia y poder dentro del régimen.

El futuro de Norcorea: ¿que pasaría sin Kim Jong-un?
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c. Luego están los escenarios de inestabilidad, aquellos en los que la lucha de poder interno no resultara en un liderazgo sólido, o bien, que sí se produjese algún liderazgo pero que éste fuese rápidamente desafiado por facciones o individuos. Este es el escenario que más temen las contrapartes de Corea del Norte.

5. Al respecto, hay que plantear también algunos escenarios sobre el futuro del país:

A. Un escenario podría ser que si la transición resultase en condiciones de estabilidad, el nuevo liderazgo norcoreano optara por seguir adelante con el proceso de negociación que había iniciado Jong-un y esto llevase eventualmente a la reducción de sanciones internacionales contra el país, una mayor distensión con Seúl y Estados Unidos, una potencial desnuclearización de la península y la incorporación de Corea del Norte al sistema internacional.

B. Otro escenario podría ser que la transición sí resultase en condiciones de estabilidad, pero el nuevo liderazgo estimara que el proceso de negociación no ha rendido los frutos suficientes y, por tanto, no debería continuar. Esto supondría un incremento en la actividad militar y armamentista de Pyongyang, el sostenido desarrollo de su capacidad atómica y de misiles y así, en un aumento de ensayos nucleares y con misiles balísticos. Este escenario podría regresarnos a las tensiones que se vivieron durante 2017, elevando los riesgos por errores de cálculo o las potenciales reacciones de Washington.

C. O bien, un escenario de transición inestable, el cual arrojaría enorme incertidumbre en cuanto a qué ocurrirá con las fuerzas armadas, con el arsenal nuclear y el programa de misiles, y podría implicar afectaciones no sólo para los enemigos, sino incluso para los aliados de Pyongyang, especialmente China. Este es el escenario que mayor preocupación produce, pues dada la incertidumbre, es difícil predecir cómo podrían actuar Seúl, Washington o Beijing.

5. Por tanto, un factor adicional que habría que monitorear en caso de que Pyongyang quedase acéfala, sería el rol de China. Importante recordar que Beijing es la mayor aliada del régimen, el principal socio económico y el pilar bajo el que Corea del Norte se sostiene. China necesita, por un lado, la supervivencia del régimen. No sólo porque teme una imparable ola de refugiados si Pyongyang colapsara, sino sobre todo porque no desea la expansión de Corea del Sur, un aliado militar de Estados Unidos, hacia sus fronteras. Beijing buscará evitar a toda costa tener tropas y armamento de Washington en sus puertas. Pero, por otro lado, China teme enormemente los escenarios de inestabilidad o el continuado aumento de la capacidad armamentista de Pyongyang puesto que estos escenarios también podrían atraer más presencia militar de Washington en la región. Entonces podemos concluir que, si Kim faltara, Beijing haría todo cuanto estuviese en sus manos para asegurar una transición estable e incluso, en un caso extremo, podría llegar a intervenir de manera más directa si la situación alcanzara un punto de ebullición incontrolable.

6. Por último, mencionar el factor Rusia, interesada en jugar un rol cada vez más relevante en esta zona del mundo. Vladimir Putin ha entendido la situación norcoreana como un espacio importante para sus negociaciones y relación con Washington, pero también comprende que un escenario de inestabilidad para la península no opera a favor de los intereses de nadie. Así, podríamos asumir que el Kremlin también trabajaría con Beijing para asegurar los escenarios de una transición suave.

En fin, los escenarios y factores que comento, pueden presentarse en múltiples formas y combinaciones. De ahí la importancia que muchos actores están dando a un asunto internacional que, en lo esencial, permanece sin resolverse. Esa es, en realidad, la fuente de todo. Lo seguiremos comentando.

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