Jerusalén.— El llamado gobierno del cambio, formado por una amplia y diversa amalgama de ocho partidos políticos de todas las ideologías, derrocó ayer al todopoderoso Benjamin Netanyahu, primer ministro de Israel los últimos 12 años, al lograr ser ratificado por un estrecho margen en una tensa y crispada sesión parlamentaria.

La jura del nuevo gobierno —con 60 votos a favor, 59 en contra y una abstención— supone el fin de más de dos años de bloqueo político, en los que se han celebrado hasta cuatro elecciones.

Naftali Bennett, antes aliado de Netanyahu y ahora su enconado rival, es el nuevo primer ministro israelí, apoyado por una heterogénea coalición de ocho partidos con profundas diferencias ideológicas. Netanyahu sigue siendo líder del partido Likud y será líder de la oposición.

“Si estamos destinados a la oposición, lo haremos con la cabeza en alto hasta que depongamos a este peligroso gobierno”, advirtió Netanyahu en un discurso entre amenazante y de aceptación de derrota, en la apertura de la sesión de la Knessett donde horas después se confirmó el final de su gobierno.

Netanyahu estuvo sentado en silencio durante la votación. Después de ésta, se levantó como si fuera a salir, antes de darse vuelta y estrecharle la mano a Bennett. Seguidamente, con semblanza sombría, Netanyahu se sentó en el palco del líder opositor. Minutos después, Bennett fue juramentado y luego lo mismo con sus ministros. Bennett permanecerá como premier hasta agosto de 2023, cuando debe asumir, en agosto, como ministro del Interior.

Los ocho partidos que conforman la coalición, incluyendo un pequeño partido árabe que está haciendo historia al ser parte de la coalición, están unidos en su oposición a Netanyahu y en la necesidad de evitar otro ciclo electoral, pero no mucho más. Lo más probable es que impulsen políticas modestas sin alterar las relaciones con los palestinos y manteniendo buenas relaciones con Estados Unidos, pero sin grandes iniciativas. Si una sola facción abandona al nuevo gobierno, éste podría colapsar y Netanyahu tendría camino abierto para regresar al poder.

Aun así, analistas opinan que el nuevo gobierno es más estable de lo que aparenta: “Aunque tiene una mayoría muy estrecha, será muy difícil derrocarlo y reemplazarlo porque la oposición no está unida”, estimó Yohanan Plesner, presidente del Instituto Israelí para Estudios de la Democracia.

Bennett dio un discurso centrado en temas internos, pero expresó oposición a las gestiones estadounidenses por rescatar al acuerdo nuclear con Irán: “Israel no permitirá que Irán tenga armas nucleares”, aseguró.

“Israel no será parte del acuerdo y continuará manteniendo total libertad de acción”, añadió. Varias veces fue abucheado por los seguidores de Netanyahu, que coreaban “¡Vergüenza!”, según el diario Jerusalem Post.

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, así como la canciller alemana, Angela Merkel, y otros líderes internacionales felicitaron a Bennett, un nacionalista judío de derecha y antiguo millonario del sector tecnológico que aseguró que su coalición “representa a todo Israel”.

Miles de personas salieron a festejar la salida del poder de Netanyahu en la plaza Rabin, en el centro de Tel Aviv.

Además de Bennett, de 49 años y considerado de derecha radical, conforman el gobierno Yair Lapid, de 57 años, centro, como ministro de Asuntos Exteriores —y a partir de agosto de 2023 como premier—; Benny Gantz, de 62 años, como ministro de Defensa; Ayelet Shaked, de 45 años, de Derecha, como ministro del Interior.

En Seguridad Interior queda a cargo Omer Bar-Lev, de 67 años, de izquierda; en Justicia, Gideon Saar, 53 años, de derecha; el encargado de Vivienda, Construcción y Jerusalén será Zeev Elkin, de 50 años, de centro.

El movimiento islamista Hamas, que gobierna de facto en Gaza y el mes pasado se enfrentó a Israel, aseguró que no cambia nada con el nuevo gobierno israelí y que el comportamiento “sobre el terreno” de Israel “determinará” las acciones a tomar.

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