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Alemania se encuentra en un panorama inédito de inestabilidad política al fracasar el intento de la canciller Angela Merkel de formar una coalición de gobierno, lo que puede abrir la puerta a la convocatoria de nuevas elecciones en el país.
Ante la imposible alianza con los verdes y los liberales y el rechazo de los socialdemócratas a reeditar la gran coalición con los conservadores, Merkel avanzó en una entrevista con la televisión pública que preferiría nuevos comicios a liderar un gobierno en minoría.
Merkel informó ayer de la situación al presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier, quien pidió a los partidos con representación parlamentaria “disposición al diálogo para hacer posible la formación de gobierno en un futuro cercano” y se mostró reacio a convocar nuevos comicios.
La canciller ganó el pasado 24 de septiembre sus cuartas elecciones generales con una importante fuga de votos y los resultados le dejaron poco margen de maniobra para gobernar con una mayoría estable.
Al no poder contar con los socialdemócratas, la única opción era un tripartito con los verdes y los liberales, que el domingo, tras casi cinco semanas de reuniones, rompieron las negociaciones.
En una comparecencia institucional en el palacio de Bellevue, Steinmeier reconoció que el país se enfrenta a una situación inédita en las siete décadas de historia de la República Federal de Alemania, pues siempre ha habido ejecutivos de coalición y nunca, salvo de forma interina, se ha gobernado con minoría parlamentaria.
Llamó a los líderes políticos a la “reflexión”, recordándoles que tienen encima los ojos de Europa.
Apenas unos minutos antes, la cúpula de los socialdemócratas del SPD, el partido al que pertenecía Steinmeier antes de ser elegido presidente el pasado febrero, había abogado por la convocatoria de nuevas elecciones para que los electores pudieran hacer “una nueva valoración de la situación” del país.
“No estamos disponibles para entrar en una gran coalición”, manifestó el líder del partido, Martin Schulz, convencido de que “no puede haber un rechazo más claro a una alianza de gobierno” entre conservadores y socialdemócratas que los resultados de las últimas elecciones, cuando ambas fuerzas perdieron juntas 14% de apoyos.
En el actual panorama, Merkel adelantó que, a su juicio, unas “nuevas elecciones serían una vía mejor que un gobierno en minoría” y argumentó que Alemania necesita un “gobierno estable” para afrontar los retos que tiene ante sí.
“El presidente alemán tiene ahora la última decisión. Si ahora hay nuevas elecciones —si hubiese, debo decir— no las temo en absoluto. Prometí en la campaña electoral estar cuatro años disponible”, afirmó.
En la búsqueda de culpables del fracaso de una coalición tripartita, la mayoría de las miradas se giran hacia el Partido Liberal (FDP), cuyo líder, Christian Lindner, dijo que aceptar el acuerdo que se negociaba con conservadores y verdes habría supuesto abandonar su programa.
Los ecopacifistas les culparon de la falta de consenso, alegando que ellos movieron sus posiciones “más allá del límite del dolor” en pos de una alianza que diera estabilidad al país.
Las negociaciones estuvieron marcadas desde su inicio por las discrepancias en política fiscal y medioambiental y en la gestión de la inmigración, con la exigencia de los verdes de eliminar las restricciones a la reagrupación familiar de los solicitantes de asilo que hayan conseguido protección en Alemania.
De los alemanes con derecho a voto, 45% apoya la eventual convocatoria de nuevas elecciones, según una encuesta elaborada por el instituto demoscópico Forsa para el grupo de medios RTL; 27% prefiere una coalición entre demócratacristianos y socialdemócratas y 24% apoya un gobierno en minoría. EFE y DPA