Washington.— “El quid pro quo es parte de la política exterior”. Esa fue la respuesta de Alan Dershowitz, abogado de Donald Trump, tras el terremoto causado por la revelación de un fragmento de las memorias de John Bolton, exasesor en seguridad de Donald Trump, en las que confirmaría que el mandatario estadounidense presionó a Ucrania de forma deliberada y consciente.

“Nada en las revelaciones de Bolton, aun si son ciertas, elevaría [el caso contra Trump] al nivel de abuso de poder o un delito castigable con destitución”, dijo Dershowitz, quien aseguró que el quid pro quo “es parte de la política exterior”.

Y es que, según el avance presentado por el diario The New York Times este fin de semana, Bolton confiesa en su libro que sí hubo quid pro quo con Ucrania, que Trump le dijo personalmente en agosto que los 391 millones de dólares congelados en ayuda militar no se desembolsarían hasta que Kiev abriera una investigación contra el exvicepresidente (y posible rival electoral) Joe Biden.

La casa Blanca tiene el manuscrito en su poder desde finales de diciembre para su revisión en temas de seguridad y confidencialidad, algo desconocido hasta ahora.

Los allegados al mandatario vieron en la filtración una maniobra de publicidad para Bolton, que rápidamente ponía el libro en preventa en Amazon.

Trump lo negó todo rotundamente. “No he visto el manuscrito, pero puedo decirles que no le dije nada a Bolton”, afirmó.

Pero si las declaraciones de Bolton son ciertas, podrían provocar un cambio en el juego del juicio contra el mandatario en el Senado. La publicación en el diario ha supuesto un tumulto entre los senadores republicanos, cada vez más presionados a que cedan en su intento de bloquear nuevas pruebas que puedan incriminar a Trump.

“Es otro agujero en la defensa del presidente”, se felicitó el congresista Adam Schiff, líder del equipo que acusa al presidente de abuso de poder y obstrucción. Para el líder demócrata en el Senado, Chuck Schumer, la revelación “borra” cualquier duda de que es necesario llamar a testificar al exasesor de seguridad de Trump.

Los congresistas conservadores que insinuaban que iban a votar para que comparecieran más testigos no muestran ninguna duda de que van a hacerlo. Se necesitan al menos cuatro deserciones para vencer el control republicano de la Cámara. Dos de los nombres que están en la mira de todo el mundo, Susan Collins y Mitt Romney, tras las revelaciones de Bolton, confirmaron la necesidad de escuchar al exasesor.

“El reporte sobre el libro de Bolton refuerza el caso para testigos y propicia un número de conversaciones entre mis colegas”, aseguró Collins. El senador independiente Angus King, cercano a los demócratas, auguró que entre cinco y 10 republicanos podrían votar a favor de citar a nuevos testigos.

El liderazgo conservador insiste en que “no hay necesidad” de nuevas voces ni pruebas. No pueden negar, sin embargo, que algo ha cambiado y, acorralados, por la presión empiezan a proponer de forma seria un intercambio de testigos.

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