Tlalnepantla, Méx.— “¡Los vamos a encontrar!” gritó Jorge, el joven padre de familia cuya vivienda quedó bajo pesadas rocas del, frase que repitieron las abuelas en varias ocasiones durante el sepelio de la pequeña Mía Mayrín, donde reiteraron sus súplicas para que no se suspendan las labores de búsqueda que realizan rescatistas en la zona del derrumbe.

Con aplausos, porras, música, flores y llanto fue despedida Mía, donde decenas de niños llevaron globos, cruces blancas y juguetes, junto con familiares y amigos de la niña y de sus padres.

Con una flor blanca y agua bendita con la que bendijeron el pequeño ataúd blanco, Jorge despidió amorosamente a su hija antes de entrar en catarsis y repetir con insistencia: “¡Los vamos a encontrar!”, al referirse a su esposa Paola y a Jorgito.

“Déjame tomarte de la mano, déjame mirarte a los ojos. Te voy a amar hasta morir. Déjame jugar contigo, déjame hacerte sonreír...” fue una de las melodías de Carla Morrison con la que Jorge recordó a Mía.

“¡Vamos a encontrar a Paola y Jorgito!”
“¡Vamos a encontrar a Paola y Jorgito!”

Junto a la tumba de Mía esperan depositar los restos de Jorgito, pues hasta el momento no los han localizado y conforme pasa el tiempo disminuyen las esperanzas de hacerlo.

La pequeña Mía fue rescatada la tarde-noche del 14 de septiembre, cuatro días después del derrumbe registrado el viernes 10 de septiembre a las 13:44 horas.

Las abuelas de la niña también despidieron a su nieta, reiterando el llamado para que las labores de búsqueda no se detengan a fin de encontrar a Paola y a Jorgito Dilan.

Mía Mayrín llegó a ocupar la fosa 141 de la sección infantil del Panteón Civil de Lázaro Cárdenas, uno de los más grandes del Valle de México, que alberga cerca de cinco mil cuerpos, donde también fue sepultada Mariana Martínez Rodríguez, una joven de 22 años estudiante de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), quien falleció en el derrumbe de rocas que cayeron sobre su vivienda, luego de tomar clases vía Zoom.

La tumba de Mariana todavía mantiene cientos de flores que llevaron familiares, amigos y profesores de la Facultad de Filosofía, quienes la sepultaron el 12 de septiembre.

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