El fuerte sismo registrado el pasado 7 de septiembre, que cimbró a la Ciudad de México y sacudió a los estados de Chiapas y Oaxaca, movilizó a los capitalinos, el día de ayer, a donar y cooperar en las labores de los centros de acopio instalados en distintas partes de la capital, para ayudar a las personas afectadas del sur del país.

Al Antiguo Palacio del Ayuntamiento, ubicado entre 5 de Febrero y Plaza de la Constitución, en el Centro Histórico, acudieron decenas de personas con alimentos, agua embotellada, ropa y artículos de higiene. Pero en el lugar, personal de la Secretaría de Protección Civil capitalina únicamente recibió víveres y material de aseo personal.

Margarita Romero fue una de las personas a las que no se le recibió la ropa que presentó, y tampoco cobijas; tuvo que retirarse en busca de otro centro para poder dejar su contribución, y lo encontró justo en un negocio de café dispuesto como local de acopio en la calle 16 de septiembre.

Aarón Aparicio, junto con su madre Sonia Ramírez Perea, quienes viven en la colonia Obrera, contribuyeron con arroz, frijoles, cereal, aceite, papel higiénico, jabones, entre otros artículos de limpieza personal. Aarón reveló que se enteró de la sede donde se recogerían víveres justamente por una publicación de este diario, notificada en su celular.

Sonia comentó que el sismo del jueves lo sintió más severo que el ocurrido el 19 de septiembre de 1985. “No escuchamos la alarma sísmica, y eso que vivimos frente a Gutiérrez Nájera, donde están puestas unas [sirenas], sólo nos percatamos cuando estaba temblando”, recordó.

Alejandro Rivera, de Protección Civil, quien fue el encargado del centro en el Antiguo Palacio, explicó que aunque el epicentro del movimiento telúrico en Chiapas fue una de las razones por las que la Ciudad no sufrió daños como hace 27 años, confirmó que el sismo del jueves pasado fue peor..

Sin embargo, “debido a las vivencias de aquel terremoto muchas personas tomaron conciencia para ejercer una vocación de servicio y apoyo”. De hecho, “cualquier persona puede venir aquí, no sólo a donar, sino también a trabajar con el proceso de empaquetado”, aseguró Alejandro.

Detalló que los artículos de uso necesario son clasificados por tamaño y características, “si es una cantidad enorme del mismo producto lo emplayamos y lo montamos en transporte de carga; pero en caso de las cantidades sobrantes, de ellas sacamos despensas.

“El agua embotellada y la ropa no las aceptamos porque hacen que la carga sea más pesada; de ellos se encargan otras dependencias que cuentan con transporte apto, como la Marina y el Ejército”, explicó.

Al sur de la capital, la sede de la Comisión de Derechos Humanos brindó sus instalaciones como centro de acopio. En una mesa en la explanada del recinto se recibió a la gente con despensas, tal como a Saúl Calvo, quien cooperó con una. Su familia es de Oaxaca, y aunque no resultaron afectados, como los de Juchitlán, sí cree que es una responsabilidad humana ayudar a los necesitados por este terremoto.

Cabe señalar que otros centros de acopio a los cuales asistió EL UNIVERSAL estuvieron cerrados en su horario matutino, dos de ellos ubicados en Tlatelolco, debajo el edificio de Guanajuato, número 74.

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