Lejos de lo que se esperaba, que la oposición cuestionaría duramente al secretario de Gobierno, Martí Batres Guadarrama, sobre todo los diputados locales del PAN, nada de eso ocurrió y hasta los posicionamientos y las preguntas pareciera que el mismo funcionario se las preparó.

Durante las tres horas que duró la comparecencia, el salón de plenos del Antiguo Palacio de Donceles vivía una gran fiesta. Panistas, priistas y perredistas convivían e intercambiaban ideas con morenistas, petistas y demás partidos aliados; parecían una familia.

Eso sí, el secretario estuvo atento a los discursos de los integrantes de los cinco grupos y tres asociaciones parlamentarias que conforman la II Legislatura, cuando dieron sus posicionamientos y cuestionamientos al funcionario.

Panistas como América Rangel o Federico Döring, quienes a cada momento cuestionan el trabajo de Claudia Sheinbaum, no increparon ni se subieron a tribuna. Esporádicamente se les vio en sus curules.

De allí que Martí Batres se dio tiempo de destacar que “a pesar de los retos que significó la pandemia, la gobernabilidad y la paz social, se mantuvieron durante la fase más crítica de contagios” y nadie lo contradijo.

Todo fue un día de campo para Batres. Varias veces fue aplaudido por mencionar la baja en incidencia delictiva y por decirle al diputado de Movimiento Ciudadano, Royfid Torres, que la campaña había acabado el 6 de junio y con él arrancó el desahogo de la glosa del III Informe de Labores de la jefa de Gobierno.

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