Consumida principalmente en Jalisco, Nayarit y Colima, la historia del tejuino se remonta a las antiguas culturas indígenas, como los nahuas, quienes utilizaban el maíz no solo como alimento, sino también como elemento central en sus rituales y vida cotidiana.
El proceso de fermentación le da al tejuino un sabor ligeramente ácido y refrescante, que suele combinarse con jugo de limón, sal y en muchas ocasiones se sirve con nieve de limón para intensificar su frescura.
Aunque puede parecer una bebida sencilla, el tejuino encierra una compleja tradición cultural. Hoy te compartimos una receta para prepararlo en casa.

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El tejuino se elabora principalmente con masa de maíz, la misma que se usa para hacer tortillas, la cual se disuelve en agua para formar una especie de atole ligero.
Esta mezcla se hierve y luego se deja fermentar durante uno o dos días, lo que le da su característico sabor ácido y ligeramente efervescente.
Es considerado por muchos como una "bebida viva" debido a sus microorganismos naturales producto de la fermentación; además, se le atribuyen propiedades probióticas y digestivas.
Pero uno de los ingredientes clave es el piloncillo, un tipo de azúcar de caña sin refinar que se añade durante la cocción para endulzar la bebida y favorecer el proceso de fermentación natural.
Una vez que ha fermentado, se sirve frío y se le agregan otros ingredientes al momento de consumirlo. Tradicionalmente, se le exprime jugo de limón fresco y se le añade una pizca de sal para equilibrar los sabores.
Ingredientes:
Preparación:
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