Monterrey.- Para evitar que los abusos sexuales contra menores por parte de sacerdotes se sigan cometiendo y se mantengan impunes, deben trabajar juntos la iglesia, las autoridades y los laicos, se destacó durante el foro “Derechos de la Infancia ante la pederastia clerical” que inició este martes y concluye miércoles en esta ciudad.

Heriberto Cavazos Pérez

, obispo auxiliar y vicario general de la arquidiócesis de Monterrey, agradeció a las víctimas de pederastia presentes en el encuentro, la oportunidad de escucharlos y les pidió perdón a nombre suyo y del también presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), Rogelio Cabrera López.

Admitió que eso no basta y oró porque Dios les dé fortaleza a los representantes de la iglesia, a las víctimas, a los católicos, a las autoridades y a la sociedad en general para encontrar juntos una salida a un problema que, dijo, constituye una traición, una humillación y una injusticia “que de alguna manera vamos a tratar de reparar”.

Admitió que cuando salieron a la luz pública los casos de pederastia dentro de la iglesia, a finales del siglo pasado y a principios del actual, había poca experiencia para abordar el problema, y fue hasta octubre de 2016 que la CEM dio a conocer una guía o protocolo para tratar los casos y buscar que las víctimas de abuso sexual sean atendidas y escuchadas en la búsqueda de justicia.

Entre los puntos que contempla esa guía, citó la protección de menores a través de programas educativos, la educación de los futuros sacerdotes y religiosos para que no accedan al ministerio de consagración personas que puedan representar peligro para los niños, y la cooperación con autoridades civiles para combatir eficazmente este delito.

Agregó que en la iglesia local, el arzobispo Rogelio Cabrera que tiene poco más de cinco años en la ciudad, creó en 2015 la Comisión Diocesana para la tutela de menores y adultos vulnerables, formado por expertos en Ciencias Humanas y Derecho, tanto Civil como Canónigo, que plantean casos probables de abusos.

Comentó que en ocasiones se llevan ante la autoridad tanto canónica, como civil, casos de abusadores, pero mientras la iglesia procede en consecuencia la autoridad civil dice que no.

Mencionó el caso de un sacerdote que fue dimitido porque mandaba por celular mensajes de índole sexual a menores, pero la autoridad judicial determinó que no había pruebas suficientes para procesarlo.

En el periodo del arzobispo Rogelio Cabrera López, “hemos presentado ocho denuncias de este tipo que están en el Ministerio Público, e incluyen sacerdotes y laicos del servicio pastoral, es nuestro compromiso de no permitir que conductas delictivas queden impunes”, dijo el obispo auxiliar.

Joaquín Aguilar Méndez

, director de la Red de Sobrevivientes de Abuso Sexual por Sacerdotes y quien colabora con la Arquidiócesis Primada de México a fin de crear un programa integral para proteger a los niños, recordó que fue abusado sexualmente por un sacerdote en la Ciudad de México y al paso de los años se dio cuenta era protegido por el cardenal Norberto Rivera Carrera , a quien denunció por encubrimiento ante el Tribunal Superior de California.

Reviró al obispo auxiliar Cavazos por dar un mensaje de esperanza y decir que no hay bien que por mal no venga, y como el prelado habló en nombre de la Iglesia, espetó: “mis padres confiaron en ustedes, me dejaron en sus manos y se aprovecharon de ello, y no sólo eso, hicieron todo un entramado para seguir encubriendo a mis abusadores”.

Aguilar señaló que gracias a un grupo de ex legionarios de Cristo, como Alberto Athié y José Barba, lograron que se tipificara el delito de pederastia a nivel federal, porque ni siquiera existía en México. A nivel local sólo existe en 20 estados y en en ninguno del norte del país, por lo que este miércoles presentarán una petición al Congreso de la entidad para que incluya este delito en el código penal.

Reconoció que por primera vez, la Conferencia Episcopal Mexicana está abordando el tema y eso es bueno, pero al bajar el protocolo para combatir la pederastia se deja su aplicación a las diócesis o arquidiócesis, y esto propicia que haya obispos encubriendo abusadores como Alfonso Garza, en Piedras Negras; o José Luis Chávez Botello en Oaxaca.

En este momento hay alrededor de 500 casos de pederastia clerical acumulados desde los años 60, la mayor parte ocurridos en los 80 y 90; hacia el 2000 hubo una disminución tal vez por la mayor difusión del tema, comentó Aguilar.

Sin embargo, expuso que aunque se les brinda acompañamiento a las víctimas, por la naturaleza de este delito, tardan aproximadamente 50 años en hablar, y para ese momento la mayoría de los responsables ya murieron.

Insistió, los protocolos o lineamientos para abordar el problema son insuficientes, y puso como ejemplo el recientemente dado a conocer por la Arquidiócesis de Monterrey, donde no se dice nada de una sensibilización a los encargados de interrogar las víctimas pues hay preguntas que resultan agresivas.

Para Jorge Aguilar, el encubrimiento que realizó la iglesia católica fue fundamental para que el problema ocurriera y se acrecentara en México y el mundo, lo que a la vez hundió a la institución en una grave crisis.

“El que abusó de mí venía abusando de cerca de 60 niños en Estados Unidos y en México, y después de mí, abusó aproximadamente de cien niños más, nunca le pusieron un freno, al contrario lo encubrieron, el señor se desapareció de manera impune”, aseveró.

Cómo experto en derecho, Aguilar cuestionó: “y qué vamos a hacer cuando cumplan su sentencia, porque (los pederastas clericales) también tienen derechos. Yo como abogado, pregunto qué hacemos la sociedad en conjunto con la iglesia, porque no vamos a salir de este embrollo si no trabajamos juntos”.

"La pederastia se tolera desde la formación sacerdotal"

Los abusos sexuales de sacerdotes contra menores, son tolerados desde la formación misma de los seminaristas, donde se les llega a decir, “si no van a ser castos, al menos sean cautos”, aseveró el ex presbítero, Alberto Athié Gallo.

Durante su presentación en el foro nacional, Athié Gallo comentó que como sacerdote luchó desde adentro de la iglesia para denunciar la pederastia de Marcial Maciel de 1994 al 2000, pero “fui a ver al arzobispo (Norberto Rivera) y me mandó a volar, me ofreció hacerme obispo con tal de callarme”.

Al renunciar a su ministerio porque lo habían corrido de la Diócesis de México, se fue a Chicago, cuando explotó el escándalo de la pederastia en Boston y un periodista descubrió que se habían pagado más de mil millones de dólares a padres de niños víctimas de abusos sexuales. “Ahí me di cuenta que el problema no sólo es de individuos con ciertas conductas desviadas o depravadas, es todo un mecanismo estructural”, dentro de la iglesia.

Explicó que en el caso de México existen condiciones sociales por toda una cultura católica vergonzante, porque muchos no se atreven siquiera cuestionar a las autoridades eclesiásticas, “les da pena, miedo, entonces la autoridad clerical se siente con todo el derecho de hacer lo que considera mejor, que puede llegar a ser de una arrogancia tal o un cinismo como el de un Norberto Rivera o de un Chávez Botello”, ex obispo de Oaxaca.

Y en lo referente a la postura de la institución en general, dijo Athié, se busca evitar el escándalo y no se habla de atender o escuchar a las víctimas, para remediar el daño que se les ha causado.

afcl

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