Tarecuato.— Las almas de las ocurrida el 1 de noviembre de 2021 regresarán a su casa sin conocer la justicia, lamenta la comunidad indígena de Tarecuato, municipio de Tangamandapio, en Michoacán.

Hace justo un año un grupo armado asesinó a 11 jóvenes, 10 menores de edad y un adulto, cuando buscaban panales de abejas para adornar sus ofrendas, como se acostumbra en ese pueblo originario, para recibir a sus fieles difuntos.

Todos fueron torturados, muertos a balazos y con el tiro de gracia; fueron encontrados en el lugar conocido como Los Lavaderos, que ahora se ha convertido en un memorial.

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A un año, la comunidad todavía se pregunta qué sucedió.

La historia

Juliana Apolinar Aguilar es mamá de dos adolescentes asesinados ese día: Óscar y Martín Matías Apolinar, de 15 y 17 años respectivamente.

Ambos trabajaban en el corte de aguacate en esa zona, ubicada en el llamado Corredor de la Muerte, colindante con el estado de Jalisco.

Juliana cuenta a EL UNIVERSAL que ese día Martín, el mayor de sus hijos hombres, se fue temprano a trabajar al jornal y al terminar regresó a su casa y recogió a Óscar para ir juntos a colectar los panales de abejas en las afueras de la comunidad.

“Fueron que según a cortar panales y ya de ahí ya no supimos nada de ellos. Ya eran como las seis de la tarde cuando empezamos a buscarlos, a marcar en el celular, para ver dónde estaban, pero no, nadie que nos contestó”, recuerda la madre.

Relata que se enteró de la muerte de sus hijos cuando les avisaron que las fotografías de la masacre circulaban en redes sociales.

Menciona que al revisar las imágenes vio entre las víctimas a sus hijos, tirados en el piso junto con los demás.

Envuelta en llanto, Juliana dice que todavía no puede creer que Martín y Óscar hayan sido asesinados.

“Ya me los trajeron muertos. Ese es el único dolor que me llega más. Yo todavía no lo creía. Dije: ‘No son ellos, porque vienen ya’”, expresa la mujer, mientras abraza las fotografías de sus hijos.

Juliana platica que los jóvenes tenían la ilusión de juntar dinero e irse a Estados Unidos para sacar de trabajar a su papá y mantener a la familia, pero no lo pudieron cumplir.

Dice que si tuviera enfrente a los asesinos no sabría qué hacer, “pero lo único que yo digo es: Dios que los perdone. No tengo que perdonarlos yo”.

“Despiertas pensando en ellos; te duermes pensando en ellos; ya no les va a mirar; ya no te van a hablar. Es un dolor muy grande”, reitera la madre.

Juliana tiene presente que las oficinas de la Fiscalía Regional de Zamora se han cerrado, y “no hay cómo atenderlos” y darle seguimiento a las investigaciones.

Como Juliana, el resto de las familias de las víctimas exigen ser visibles nuevamente para las autoridades, y que sus llantos se traduzcan en un grito de justicia.

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Sin justicia

Los pobladores de Tarecuato todavía viven su duelo. Aunque han retomado sus actividades, no olvidan que les asesinaron a 11 de la manera más cruel.

Los Lavaderos, predio localizado en las afueras de la comunidad, fue transformado en un memorial, “encima de la sangre de nuestros seres queridos”.

Con eso, dicen, le recuerdan a las autoridades que no hay un sólo responsable de esa masacre en la cárcel.

La Fiscalía de Michoacán ofreció 100 mil pesos de recompensa a quien proporcionara información que conduzca a la localización, aprehensión o detención de Julio César Fajardo Bárcenas, y otros 100 mil más por José Herrera Nolasco, El Barquillo, a quienes se señala como presuntos responsables, pero no hay resultados.

Severiano Cayetano Manzo, secretario del concejo de administración del autogobierno de Tarecuato, señaló que ese crimen marcó a su comunidad.

“A un año, ha quedado marcado este hecho tan lamentable para nuestra comunidad. Ha habido, de parte de la comunidad, esa tristeza, pero a la vez, también esa impotencia de no saber realmente qué pasó; cuál fue la causa, que llevó a este acontecimiento”.

El funcionario dice que desde entonces la comunidad ya no es la misma, y los jóvenes ya no se sienten con libertad.

Severiano Cayetano Manzo calificó de cobarde el multihomicidio, pues explicó que a los criminales no les bastó con asesinarlos, sino que también tenían rastros de que los habían torturado.

“Nosotros como autoridad no hemos tenido respuesta. Hemos solicitado información del caso. [Las autoridades] sí mencionan responsables desde los primeros días, giraron órdenes de aprehensión, ofrecieron recompensa, pero en sí no tenemos nada claro”, sostuvo Severiano Cayetano.

Recibirán a las ánimas

A pesar de lo ocurrido, los habitantes de Tarecuato conservan sus tradiciones y saldrán de nuevo a buscar panales de abejas para adornar sus altares, que ahora incluyen a los jóvenes asesinados.

También realizarán una caravana que saldrá de la plaza principal a Los Lavaderos, donde el crimen organizado perpetró la masacre.

Y lo que en su momento fue una celebración de Noche de Muertos, ahora será un día de luto en la comunidad, en el que serán recordados los 11 jornaleros asesinados.

En Tarecuato, el asesinato de 11 jornaleros en Noche de Muertos marcó de sangre a la comunidad indígena; a un año ninguno de los implicados está detenido.

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