Ciudad Juárez.— A siete días de que el gobierno de Estados Unidos anunciara los nuevos requisitos para que migrantes de Venezuela, Haití, Cuba y Nicaragua soliciten asilo político, Ciudad Juárez ha recibido a más de 600 personas retornadas de dichas nacionalidades.

Luis (nombre ficticio por seguridad), un venezolano de 26 años, es uno de ellos. Fue deportado pese a que cruzó la frontera, entre Ciudad Juárez y El Paso el 23 de diciembre, dos semanas antes de que entraran en vigor las nuevas disposiciones.

Relata que aunque estuvo junto con su esposa unos días en Estados Unidos, fue regresado a México por la frontera de Nogales, Sonora, y desde allá, con otros tres migrantes, buscó la forma de regresar a Ciudad Juárez, para poder ver desde aquí cómo cruzar de nueva cuenta a Estados Unidos.

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“Nos han tratado como perros. Crucé a Estados Unidos el pasado 23 de diciembre, mi esposa sí se quedó allá, porque está embarazada, a ella sí la aceptaron”, cuenta Luis.

Explica que salieron de Nogales porque allá estaban encerrados, “nos trataron muy mal y acá [en Ciudad Juárez], aunque en la calle, pero estamos mejor”, expresa el migrante.

“Me dijeron que tengo que ingresar a un link, poner mis datos y de quién va a ser mi patrocinador, pero también me dijeron que me tiene que venir a buscar a El Paso. Es una cosa dura realmente, hemos pasado frío, hambre, estamos en la calle”, dice.

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Canadá también es opción

Al mediodía del martes, Luis estaba sentado a las afueras de un albergue en la colonia Bellavista, el cual ha sido adoptado como un hogar por la mayoría de los venezolanos, nicaragüenses, haitianos, guatemaltecos y migrantes de otras nacionalidades que recién llegan a la frontera, que son deportados o que esperan desde hace meses.

Muchos de ellos piden que el gobierno estadounidense les dé un salvoconducto seguro, que no sea un link de internet, para así poder llegar con sus familiares.

Sin información de los procesos a seguir y con la esperanza de que alguna política migratoria los beneficie, algunos de los retornados dicen que esperarán en Juárez una oportunidad de cruzar a Estados Unidos y luego viajar hasta Canadá.

“La meta es Canadá, eso es lo que queremos. El sueño americano de muchos no es Estados Unidos, es hasta Canadá”, indicaron.

Cifras de fuentes del Instituto Nacional de Migración (INM) registran que el viernes 6 de enero —un día después de que se anunciara que México admitiría hasta 30 mil migrantes de Venezuela, Cuba, Nicaragua y Haití, deportados de territorio estadounidense—, tan sólo en Ciudad Juárez se recibió a 100 personas.

Durante el sábado 7 y el domingo 8 de enero —el mismo día que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, estuvo en El Paso, Texas—, llegaron 150 migrantes cada día. En total, el fin de semana se recibieron a 400 migrantes, a los que se deben sumar otros 100 o 150 del lunes y martes, cuyas cifras oficiales no se han dado a conocer, pero se estima un número similar.

A la par, el INM mantiene operativos para retirar a los migrantes del bordo del río Bravo, por lo cual durante el fin de semana fueron canalizadas 160 personas a albergues migrantes en la ciudad, que cada día tienen menos capacidad.

Santiago González Reyes, director de Derechos Humanos del municipio, explicó que en los últimos días la mayoría de las personas que llegan a los albergues son migrantes que han sido regresados a México.

Otros deciden quedarse a orillas del río Bravo, pese a las bajas temperaturas en el estado.

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