San José.— Rafael López y López, un agricultor de 50 años de edad, salió el pasado 12 de enero de su natal Comitancillo, en Guatemala. Tenía como destino Estados Unidos, donde vivió durante 10 años, donde están su esposa y sus tres hijos. El año pasado fue deportado a su país y hace dos semanas inició el camino de vuelta, a través de México.

“Mi tío sólo quería volver a reunirse con su familia en Estados Unidos”, dijo Elba Orozco, en una conversación telefónica con EL UNIVERSAL desde su casa en la aldea Chijalaj de Comitancillo, en el departamento (estado) guatemalteco de San Marcos, cercano a la frontera con México.

“Comitancillo está más triste que nunca. Esta es una comunidad de migrantes, porque aquí casi no hay trabajo, y es la primera vez que nos pasa algo así. Hemos sabido de otros lugares cercanos de los que salen personas hacia EU y mueren en el camino”, relató.

“Mi tío sólo quería estar con su familia”
“Mi tío sólo quería estar con su familia”

De momento, las autoridades mexicanas no han confirmado que los restos de las 19 personas que se encontraron calcinadas dentro de dos vehículos pertenezcan a los migrantes.

Los cadáveres fueron hallados dentro de dos camionetas en Santa Anita, municipio de Camargo, en los límites entre Tamaulipas y Nuevo León.

Los primeros datos confusos y sin verificación oficial sobre la noticia de la tragedia empezaron a llegar el mismo sábado a la familia de López y López.

“Un guatemalteco que iba con mi tío llamó a la casa y nos preguntó que si éramos sus parientes. Nos contó que lo habían matado con otros compañeros de viaje. Estamos a la espera del traslado del cuerpo”, dijo Elba.

Señaló que ignora si el hombre que les informó es un sobreviviente o se había separado del grupo en el que iba su tío.

Mientras autoridades de los dos países coordinan la identificación de los cuerpos, Comitancillo llora la muerte de, al menos, 11 de sus hijos.

Ayer, Guatemala reafirmó que “de momento no es posible” confirmar las identidades.

La gente tiene miedo

“La gente aquí tiene miedo de hablar”, relató el comunicador comunitario guatemalteco Efraím Zacarías, vecino de la misma zona y enlace telefónico con la familia de López.

“Si Guatemala es un país de migrantes, Comitancillo lo es todavía más. Es un negocio manejado por coyotes o polleros y es peligroso”, afirmó en referencia a los traficantes de personas.

ONU compara caso con San Fernando

La Oficina en México del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos comparó el hallazgo de 19 cuerpos calcinados con la masacre de San Fernando, en 2010, cuando fueron asesinados 72 migrantes, también en Tamaulipas.

El representante del organismo, Guillermo Fernández-Maldonado, destacó que, en este caso el Estado tiene “la obligación de garantizar la plena identificación de los restos encontrados conforme a métodos científicos y llevar a cabo una restitución digna a sus familias”.


*Con información de EFE

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