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Para los wixárika o huicholes, la importancia de los sueños está más allá de lo marcado en la cultura occidental, pues están convencidos que a través de ellos se aprende a curar y cantar e incluso para elegir gobierno.

El realizador Federico Cecchetti se enteró de eso cuando Antonio, un hombre de una comunidad huichola en Jalisco, lo invitó a grabar la clausura de una primaria.

“Y quedé fascinado con ellos, desde entonces supe que debía hacer algo sobre esa cultura”, señala el egresado del Escuela Nacional de Artes Cinematográficas (ENAC), antes CUEC de la UNAM.

Así que comenzó a escribir el guión de El sueño del Mara’akame, cinta que estrena el viernes en salas, donde un adolescente desea viajar con su grupo musical a ofrecer un concierto en la Ciudad de México.

Pero su padre, un chamán wixárika, tiene otros planes, pues quiere que se hijo vea en un sueño al venado azul y así aprender a sanar.

Para el protagónico eligió a Luciano Bautista, quien entonces tenía 15 años y se molestaba en el rodaje.

“Desde que lo vimos nos gustó, pero era rebelde”, recuerda Cecchetti.

“Había veces que preguntábamos por él y estaba en su casa, había que ir por él”, agrega.

Luciano ríe a su lado durante la entrevista. Actor natural, se aburría de estar horas en el set.

“¡Me aburría estar repitiendo las escenas”, reconoce el joven.

El sueño del Mara’akame ganó en el Festival Internacional de Cine de Morelia 2016 y fue complicado llegar a salas por su temática, comenta el director. Sólo tendrá 15 pantallas.

Los músicos que aparecen en escenas fueron localizados gracias a YouTube y sus videos.

“Ellos ya eran actores al estar en el escenario, con Luciano, que era muy maleable, y Antonio fue un trabajo previo de talleres y el resultado ya puede verse”, indica el cineasta.

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