Ganó y quitó el aliento en los festivales internacionales de cine de Sundance y de Cannes; suma 19 premios. Ahora, "Todo lo que respira", dirigido por el cineasta indio Shaunak Sen, ve en el Oscar, estatuilla a la que aspira en la categoría de Mejor documental, el vehículo ideal para sacudir conciencias sobre el impacto que la contaminación ambiental está provocando en las aves.

El documental nominado, que llega hoy a la plataforma HBO Max y mañana al canal de paga HBO, sigue a dos hermanos que dirigen un hospital de aves dedicado a rescatar pájaros milanos negros heridos, en Nueva Delhi, India, una de las ciudades más pobladas del mundo.

A medida que aumentan la contaminación ambiental y los disturbios civiles, la relación entre la familia y los milanos abandonados forma una crónica poética del colapso ecológico de la ciudad y la profundización de los fracasos sociales.

“Dentro de estas transformaciones se ha construido una línea muy interesante de impacto social a través del cine, donde hay un ejercicio, una apuesta y una entrega sobre la construcción narrativa, y pulsan sobre el momento actual e intentan movilizar conciencias, provocar al espectador, provocar políticamente el entorno, se dan con un compromiso político y social importante”, dice la cineasta.

Si se le añade al documental la nominación al máximo premio del cine y lo pone como uno de los favoritos de su categoría para ganar en la gala del 12 de marzo, el valor se duplica.

“Estos premios no se concentran en distinguir taquillas y públicos sino valores fílmicos, estilos, tendencias, novedades, en el Oscar en particular el cine documental tiene un lugar, aunque es pequeño en relación en todos los otros premios en que se subdividen las categorías de la ficción, por lo que considero que podría haber otras categorías dentro del documental. Hay un eco internacional sobre el valor de este cine, desde la perspectiva del gremio fílmico”, dice.

Para el cineasta Ulises Pérez, cuya ópera prima Los días francos se estrenará este año y trabaja en los documentales Alaín e Indetectable, el impacto real que puede tener un filme de este corte es subjetivo de medir, lo que sí hace es dar visibilidad a ciertos temas y que se hable de ellos donde normalmente no se haría y tendría resonancia.

“Pero esto no tiene que ser precisamente el objetivo del documental. Hay trabajos muy interesantes que son películas muy valiosas, que se quedan en un terreno de la reflexión íntima y que propiamente no están denunciando algo”, comenta.

Otros documentales han hecho historia por su forma de sacudir conciencias más allá de la pantalla. Están Bowling for Columbine (2002), donde el director Michael Moore puso sobre la mesa la presencia de las armas en la sociedad estadounidense, o Antes de que sea tarde (2016), en el que Leonardo DiCaprio habló del impacto del cambio climático en el planeta.

En México

Ulises Pérez considera que en nuestro país el documental tiene su mayor problema en la taquilla y la mayoría de veces sólo puede verse en festivales de cine. Destaca que por fortuna existen espacios enfocados en el género como DocsMX, Zanate, Doqumenta y Ambulante.

Itzel Martínez ve con buenos ojos que ahora las plataformas digitales abran espacio a estos materiales, con sus reservas:

“Las plataformas están interviniendo para bien y para difícil. Por un lado se ha creado una cercanía en una audiencia que busca este género, pero no hay que perder de vista la experimentación en cuanto a la forma fílmica y la intención con la que se hacen las cosas, que no sea todo como un material encargado, sino que también responda a los intereses artísticos”.

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