aridiana.banos@eluniversal.com.mx

Desde hace 174 años en México se ha escuchado la frase: “¿No es verdad, ángel de amor, que en esta apartada orilla, más pura la luna brilla y se respira mejor?”, que forma parte de una de las obras maestras de la literatura hispanoamericana, Don Juan Tenorio, escrita por José Zorrilla y que se ha vuelto toda una tradición en la celebración de Día de Muertos, pero su representación se puede extender más allá de noviembre.

Don Juan Tenorio se empieza a representar en México y en España en 1844. En Madrid el actor Carlos Latorre le pide a Zorrilla le cree una obra que lo haga triunfar y el dramaturgo la escribe en 20 días, después esa misma obra se presenta el 7 de diciembre en México y desde entonces se ha realizado ininterrumpidamente”, explicó Francisco Hernández, director de la Compañía Nacional de Teatro Clásico Fénix Novohispano.

“Pero la fecha exacta es en 1873 en que el famoso empresario Francisco Arbeu decide que se monte durante la festividad de Día de Muertos y lo hacen en el Teatro Iturbide, lo que es ahora la Asamblea Legislativa, y desde entonces se presenta durante esta fecha”, agregó.

El director explicó que parte de la importancia de este texto, es que se trata de la obra que más público ha formado en el México independiente, además de que ha trascendido a otras áreas del arte como la pintura, en la cual José Guadalupe Posada hizo calaveras de este personaje.

Ser un transgresor es parte del encanto de don Juan y que le ha llevado a conquistar al público por décadas.

“Tenemos un Don Juan que es irrespetuoso, que es un clavera, un hombre que siempre está inconforme con lo que vive a su alrededor, como todo joven que no se deja de ninguna estructura social, es una anarquista no le gusta ser gobernado por nada, es un rebelde”.

Sobre la dificultad de montar esta historia creada por Zorrilla en la actualidad, el director explicó que el desafío no viene de la obra en sí sino de factores externos que a veces son complicados de sortear.

“Es un texto de un lirismo muy a bocajarro, pero es difícil en este tiempo no el hecho de montarlo, de estudiar el verso, de investigar la época sino es difícil conseguir los recursos para llevarlo a cabo para cualquier compañía, porque son muchos actores, música en vivo, entre otros elementos y eso va en contra de la modernidad, que es el teatro en breve que se monta con sencillez, estamos en la época de lo light, de lo rápido, entonces este personaje vuelve a transgredir”.

Son 11 años consecutivos de representar esta obra para Fénix Novohispano, pero lo han hecho en recitos históricos como Palacio Nacional, panteones y colegios, respetando la versión clásica de principio a fin, “es como una gran manda que tenemos, el representarlo en los espacios que han visto teatro casi desde la fundación de la Ciudad de México”.

Este año lo harán en el Antiguo Colegio de San Ildefonso, 8, 9 y 10 de noviembre y el 17 en Palacio Nacional.

Sobre montajes como El Tenorio Cómico, Francisco Hernández señaló que es muy respetable esta propuesta, “si se quiere hacer una parodia, pero no es Don Juan Tenorio, es una risa fácil que le gusta al público vulgar, Horacio decía que al público hay que divertirlo pero educándolo”.

“Al público mexicano siempre le han gustado las obras de fantasmas, desde la época colonial han estado presentes en nuestra identidad. Que aparezcan espectros es parte de nuestra cultura teatral y por eso esta obra tuvo aceptación en el siglo XIX”.

Google News

Noticias según tus intereses