Sergio Arau se considera un férreo defensor de la cultura popular desde que inició su carrera en 1983; asegura que es su motivo para crear en cualquier ámbito, porque es lo que define a una sociedad y dice lo que son sus individuos.

“La lucha porque lo naco sea chido ha avanzado, pero no hemos acabado, ahí va”, dice Arau, quien ahora ha ido un paso más adelante creando Tocada y fuga, un álbum en el cual demuestra que la música clásica puede dejar de ser elitista y ser más cercana a la gente.

“Tenemos la idea que la música clásica es solemne, seria, eso no es cierto. Eso sí, no es tan fácil agarrarla y entender cómo está hecha originalmente, mucho menos cómo hacerle una versión nueva, pero es lo que te da la práctica”.

Aún así, Arau logró ponerle letra a piezas como “El danubio azul”, “Sobre las olas”, “El lago de los cisnes”, por mencionar algunas, y les dio, además de nuevos títulos, un sabor festivo, guapachero y muy de barrio, contando la cotidianidad de cualquier músico mexicano.

“Confieso que no sé leer música, no tengo escuela, pero la entiendo porque la he usado; yo insisto mucho que en cuestión de arte hay que aprender la técnica pero no clavarse en eso, porque si no te encierra en una cárcel y el chiste es que te lleve a donde sea”.

Sergio Arau comenta que la idea de hacer Tocada y fuga se viene gestando desde la década de los 90, cuando recibió una invitación para hacer un video experimental en Tijuana; cuando llegaron al lugar de la locación tenían como música de fondo el tema “Ladies Bar”, de Los Barón de Apodaca, entonces al prestarle atención se dio cuenta de que era el “Bolero de Ravel”, pero con letra y música norteña.

En ese momento comenzó a jugar con ese concepto.

“Escogí 10 canciones y comencé a hacer demos, esto fue a partir del año 2000, pero regresé con Botellita de Jerez, hice mi película de Un día sin mexicanos, entonces lo fui posponiendo, pero en la pendemia decidí continuar, porque me dio la oportunidad de grabarlas con calma y pude unir al proyecto a Germán Briseño, que es un gran músico e ingeniero de clóset”.

Se podría decir que Sergio tuvo el tiempo para poder hacer un trabajo detallado con esta producción, porque piensa que el hecho de ser popular no quiere decir que sea sencilla.

Cuando Arau planeó el espectáculo para presentar este material en vivo, el artista decidió crear su alter ego, que se llama Lazlo de la Vega Morris Balam Klaus Vitelli y Pavón, un músico que tuvo la oportunidad de trabajar con los grandes genios de la música, como Strauss, Bach, Chaikovski, Mozart, entre otros.

“Lazlo es inmortal, por eso pudo alternar con todos estos autores, eso le da una ventaja sobre Sergio Arau pero al fin de cuentas somos la suma, nos encanta jugar, el humor está presente y también la improvisación”.

Arau comparte que el show es toda una experiencia y que sólo viviéndola se podrá entender, ya que además se desarrolla en un ambiente de cabaret, que la gente podrá disfrutar el 28 de febrero en el Lunario del Auditorio.

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