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Este domingo, las seis familias participantes de Familias frente al fuego se enfrentaron con nostalgia. Para empezar, tuvieron que preparar caldos, que es lo que alivia en la enfermedad o en la tristeza, y también se enfrentaron con el reto de cocinar algo que les recordara a sus padres.

Para la chef Belén Alonso, la nostalgia es uno de los elementos principales para la buena cocina.

“Yo digo que los mejores platillos salen de los recuerdos que tienes de chiquito, mi mamá hacía un caldo con garbanzo y partes del cerdo como trompa y oreja. Un platillo que se cocina con nostalgia es un platillo que tiene éxito”.

La misma Belén tiene recuerdos en cuanto al hecho de disfrutar un caldito caliente.

“A mí me quitaron la matriz de urgencia en EU, acabé un día en el hospital, era un 4 de julio y no me operaron hasta el otro día. Recuerdo que mi mamá fue a un restaurante mexicano y pidió que le prepararan un caldito de pollo”, recordó.

Belén resaltó las virtudes de las familias participantes: las jovencitas Merino, los Vázquez, de Oaxaca, que traen el color y sazón de su tierra a la cocina; las Bárcenas y los Nahum, que unen dos culturas en su cocina: lo libanés con lo mexicano.

En cuanto a su experiencia con este reality show, Belén aseguró estar contenta con la retroalimentación.

“No maltratan a los participantes, es una cosa donde sumas, no restas, nunca avientas los platos y dices que son una porquería, es totalmente constructivo”.

Los eliminados de este domingo fueron los Gudiño, una familia conformada por dos hermanos y un amigo de la infancia.

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