Con la altivez que lo caracteriza y de forma histriónica, el llamado Divo de Linares se paró en medio del escenario del Auditorio Nacional y gritó: “Yo sigo siendo aquel, sigo siendo el mismo el Raphael de siempre”, y lo demostró durante las más de dos horas de concierto, al conquistar a las 10 mil personas que se dieron cita la noche del viernes para aplaudir a su ídolo.

Pasadas las 20:30 horas, Raphael apareció en escena con un moderno frac negro y se paró ante la Orquesta Sinfónica Metropolitana, de alrededor de 50 músicos, mientras sonreía al ver al público de pie aplaudiendo.

Comenzó con los temas “Igual (loco por cantar)”, “Aunque a veces duela” e “Inmensidad”, entonces la ropa comenzó a estorbar al cantante, primero se despojó del saco y después desabotonó su camisa, como si necesitara sentirse libre para desbordar el sentimiento y la pasión con la que estaba cantando.

Siguió con “No vuelvas” y “Digan lo que digan”, en la que el público comenzó a cantar el estribillo, mientras él los dirigía como el director de un monumental coro.

La dosis se repitió con “Mi gran noche”, miles de gargantas cantando, él moviéndose con cadencia por el escenario, mientras el sonido de la orquesta se fundía con el sonido de sintetizadores.

“Maestro”, “te quiero”, “bravo”, son algunas cosas que el público le gritaba.

Un homenaje a Argentina se realizó cuando él salió del escenario unos segundos y volvió marcando unos pasos de tango y al ritmo de “Volver”, mientras de dirigía al piano, con un radio antiguo.

“Esto que tenemos aquí es una radio donde se escuchaba canciones como ésta”, dijo el español mientras se escuchaba la voz de Carlos Gardel, después Raphael se le unió en un dueto que unía presente y pasado en un mismo canto.

La espontaneidad del mexicano, con luces de celular, se manifestó cuando Raphael cantó “Estar enamorado”.

“Qué maravilla, qué bonito es estar de nuevo en casa, porque yo he vivido aquí muchos años, por eso puedo decir, mi casa”, fueron las primeras palabras de Raphael para después cantar “Gracias a la vida”.

La noche siguió con “Que nadie sepa mi sufrir”, “Fallaste corazón”, “La quiero a morir”, “En carne viva”, “Que sabe nadie”, “Yo soy aquel” y “Escándalo”, con la cual puso a bailar al público.

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