A Raphael se le vio feliz hoy en Moscú. Siete años después de haber pisado la última vez un escenario en la capital rusa volvió a encontrarse con un público que se ha convertido ya en su "familia" en Rusia tras saltar al estrellato en la antigua Unión Soviética hace casi medio siglo.

Esa cercanía se reflejó en el concierto que ofreció este miércoles en la Casa de la Música ante un aforo de casi 1.700 admiradores suyos, la mayoría mujeres, pero también algunos hombres.

Y es que parecía que estaba ante un amplio grupo de amigos cuando el de Linares cantó durante más de dos horas una treintena de canciones en el marco de su gira "Loco por cantar".

Abrió el concierto con "Infinitos bailes", que ya puso en pie a todo el público, que tuvo que esperar hasta hoy para volver a ver a Raphael después de que el cantante se viera obligado a aplazar su reaparición en Moscú el pasado 23 de marzo por una gran disfonía tras pasar unos días antes por San Petersburgo.

La voz del artista español iba mejorando de canción a canción, al igual que el ánimo de los "raphaelistas, que se sabían a la perfección la letra de "Mi gran noche", "Ella" y "Estar enamorado".

No importa que Raphael no cantase ni una canción en ruso y que lo único que dijera en el idioma del público hoy fuera "buenas tardes", porque, como él suele recordar, sus fans rusos han ido aprendido español con él, desde el momento en el que se hizo famoso en la Unión Soviética allá por 1968 con la película "Digan lo que digan".

Es el caso de Natalia, redactora de una página web en ruso sobre la vida y obra del artista de Linares y que es admiradora del cantante desde los 13 años cuando su madre le enseñó el filme que hizo famoso a Raphael en la antigua Unión Soviética.

"Desde entonces he escuchado todas sus canciones en distintos soportes y también empecé a estudiar el español por él. Ahora también estoy en ello", explicó a Efe.

El cantante visitó la URSS por primera vez en 1971 y, aunque hubo un paréntesis relativamente grande en el que no volvió a encontrarse con su público soviético, nunca perdió el vínculo con sus admiradores.

Por ello dar un concierto en Rusia "tiene un sabor muy especial" para el artista, según reconoció hace poco en una entrevista a Efe en un hotel de Moscú, en la que dijo que su "mayor éxito" ha sido contribuir a difundir su lengua en este país.

Pavel, un septuagenario, estuvo por primera vez en un concierto de Raphael en Moscú en 1972.

"Era ya el segundo que daba en la capital rusa y tuve que esperar una noche en cola para comprar mi entrada. ¡Todo el mundo quería verle", recuerda.

No es de extrañar por todo ello que el público esta noche se pusiera de pie de nuevo cuando Raphael entonó "Digan lo que digan". Y ya no volvía a sentarse en las butacas en todo el concierto.

"Raphael, Raphael" gritaban algunos "raphaelistas" en los breves descansos que se permitía el artista entre canción y canción, un cariño que también le mostraron al entregarle ramos de flores.

Y Raphael se dejó querer en la Casa de la Música. Disfrutó de su público y del ambiente familiar.

"Cuando tú no estás", "Yo sigo siendo aquel" Escándalo" o "Jinetes en el cielo" no podían faltar en el repertorio de esta noche, en el que el artista interpretó también canciones en francés y en inglés "Light My Fire" y "Goin' Out of My Head".

Muy aplaudidos fueron asimismo sus dotes interpretativos y dramáticos cuando cantó "Por una tontería", que acaba con una copa vacía tirada en el suelo.

El broche de la noche lo puso con "Como yo te amo" y "Que sabe nadie".

Rapahel se irá de Moscú para dar su último concierto de "Loco por cantar" en Londres y prepararse para su gira española RESinphónico, en la que a buen seguro se volverá a encontrar con algunos admiradores rusos.

Como a Tatiana, gran fan desde los tiempos soviéticos del artista. Ya estuvo en marzo en el concierto de París y en octubre irá a verle en San Sebastián.

rad

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses