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“¡Hasta el límite raza!” Y con esa frase, surgida mientras se mezclaba entre el público, Myriam repitió en el Auditorio Nacional lo hecho en 2002.
La regia no llegó sola, lo hizo con la primera generación de La Academia, pero sí fue quien más aplausos y porras generó. Bastaba que Víctor entonara los primeros versos de “Maracas” para rodearse de gritos y a María Inés cantar “Hijo de la luna”, sentada en el escenario. Una vuelta de Raúl con “Yo no fui” o la guitarra de Estrella en “Ojalá” hicieron recordar días en la casa del Ajusco.
“Se comía rico”, apuntó la veracruzana Toñita.
Si alguien volteaba al piso superior, vería en la última fila a dos personas que durante las casi tres horas de concierto jamás se sentaron.
Abajo, fans de Víctor con su imagen en playera o con varitas fosforescentes gritándole a Myriam, marcaron la noche donde se escucharon, entre otros temas, “Sólo le pido a Dios” y “El triste”, así como un popurrí de Juan Gabriel.
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