Cuando uno escucha la palabra “mago” lo primero que te viene a la mente es alguien con sombrero, capa, varita mágica y conejo, pero el argentino Matías Race no tiene para nada esta pinta. Está tatuado, usa chamarras de cuero y su actitud no es solemne sino desenfadada, también prefiere que lo llamen ilusionista.

“Lo que yo hago es el arte de generar una ilusión al público, generalmente se le llama magia pero la forma correcta es ilusionismo, convenzo a la gente de la verdad de mi propia mentira. Me he dedicado en un 30 % en practicar la trampa y en un 70% en cómo moverme, en mi lenguaje corporal” dijo en entrevista con El Universal.

Lo que diferencia a este ilusionista de los demás es que decidió utilizar sus habilidades para salir del set de televisión y sorprender a gente que vive en la calle con lo que llama “magia solidaria”, un segmento de su programa Séptimo Sentido (que se transmite por a+ los lunes a las 10 pm, con repeticiones los viernes).

“Un día entré a un salón de belleza y le propuse al estilista que si lo asombraba íbamos a cortar el cabello a gente de la calle. Tras asombrarlo nos fuimos a cortar el pelo. En una cajita vacía aparecía un tamal y un café que les dábamos y comían mientras les cortaban el pelo. Uno de ellos, al terminar de hacerle el corte le pregunté qué le hacía falta y su respuesta fue “una oportunidad para cambiar mi vida, yo quiero un trabajo”. Contó que por ser de la calle nadie le daba empleo y en ese momento, para sorpresa de todos, el estilista sacó una tarjeta, se la dio y le dijo “ya tienes el trabajo, búscame el lunes” y sí, el lunes se apareció esta persona, apenas le dimos seguimiento y continúa trabajando allí, apoya en distintas actividades a William, el estilista. Su semblante le cambió radicalmente a este hombre”.

Al contar esta experiencia, Matías confesó que es esto lo que hace que su programa valga totalmente la pena. “Esa sección te llena el alma, todo lo demás está buenísimo pero la magia solidaria es lo mejor”.

Matías se enamoró del ilusionismo cuando tenía cinco años pero no fue hasta los catorce cuando comenzó a estudiarla formalmente. En los años que tiene de experiencia le ha pasado de todo, desde el truco que se convierte en una lamentable catástrofe para él, hasta el truco que lo sorprende por la dosis de “magia” extra que él no puso nunca.

“En un programa de televisión en Buenos Aires yo hacía una presentación donde hacemos una suma que da un número final. Yo había publicado en el periódico de ese día cuál era el número que iba a dar la suma en el programa, era algo como 4228, pero durante el programa, cuando en efecto, los dos números coincidían, se me ocurrió decir que ese era el número que iba a salir en la lotería nacional esa noche. Cuál fue mi sorpresa cuando en efecto, ese fue el número de la lotería. Me llamaron mis colegas preguntándome la técnica pero no sabía qué decirles y al otro día en las noticias todos lo retomaron”, platicó.

En el otro extremo, un día se enterró un clavo en la mano.

“Me pasó en un juego donde hay cuatro vasos y en uno hay un clavo. tú tienes que ir aplastando uno por uno sin que te lastimes pero yo me lo enterré, lo más gracioso es que siempre muestro el video donde hay un montón de magos que fallan, y me pasó lo mismo pero fue falta de concentración. La gente me aplaudió pero metí de descanso la rutina por seis meses y luego me reconcilié con ella”.

Matías ha trabajado con Cirque du Soleil en el espectáculo Kooza. Además, tiene una agencia llamada Magic BTL con la que utiliza el ilusionismo para hacer campañas y estrategias de marketing .

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