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Hace 45 años una obra irrumpió en la escena teatral de México, provocando inquietud en la sociedad conservadora y especulaciones sobre el hecho de que se trataba de un montaje promiscuo, según escribió en su momento el dramaturgo Rafael Solana en una de sus críticas; esa puesta en escena era "Los chicos de la banda", que retorna al país bajo la producción de Horacio Villalobos.

“Las obras que produzco son porque me gustan y no porque piense que porque es temática gay vamos a escandalizar. Esta es la primera puesta en escena que habla del tema abiertamente y aún después de 51 años de haberse estrenado sigue escandalizado, lo cual es genial porque creemos que hemos avanzado, pero muy poco”, dijo Horacio en entrevista.

La historia escrita por Mart Crowley se desarrolla en 1968 en un departamento en Nueva York, donde se realiza la fiesta de cumpleaños de Harold; sus amigos, encabezados por el anfitrión Michael, le tienen de obsequio a un joven prostituto. Todo se complica cuando llega por sorpresa Alan, amigo de Michael, quien no sabe de su orientación sexual.

“Espero que la gente vaya a vernos, que rían porque son personajes muy entrañables, son seres humanos como todos, con distintos ángulos, que tienen en común ser gays en un momento que serlo era poco menos que un delito”.

Medio siglo después esto sigue viviéndose en algunos estados, localidades y sectores de la población, donde la comunidad LGBT sigue enfrentando prejuicios y discriminación, según palabras de Villalobos.

“La obra llega en el momento justo, creo que necesitábamos escuchar este texto”.

Hace cinco años Horacio se enfrentó a esta realidad, cuando presentó la puesta en escena Un corazón normal, en la que se abordaba le tema del sida en los años 80 y en el cartel oficial aparecían él y Hernán Mendoza besándose, lo que llevó a que le clausararan vallas y le impidieran presentarse en provincia; pero el conductor no teme que pase esto de nuevo.

“Nos volvimos activistas, porque, o lo hacíamos así o no presentábamos nuestra obra. No es un cliché, pero es muy difícil hacer teatro en este país, están todos los obstáculos preparados para que tú no llegues como espectador, es un acto de fe hacer teatro. Si no matas para hacer una obra, no lo hagas porque no vas a llegar a la meta”, advierte el productor.

Una inquietud que asalta al también actor fue el saber cómo reaccionará el público mexicano ante esta obra, que estrena el 4 de octubre en el Teatro Xola, cuando en Nueva York era complicado conseguir un boleto porque siempre estaban agotados.

En Broadway se presentó el año pasado una nueva versión corregida por el propio Mart Crowley y con Matt Bomer, Zachary Quinto, Jim Parsons y Andrew Rannells en el elenco, con tan buenos resultados que se ganó un premio Tony como mejor revival.

Los actores Juan Ríos Cantú, Carlo Guerra, Alfonso Soto, Constantino Morán, Pedro Mira, Gutemberg Brito, Luis Lesher, Juan Carlos Martín del Campo y el propio Horacio Villalobos se ponen bajo la dirección de Pilar Boliver, quien por tercera ocasión dirige uno de los montajes que produce Villalobos (Un corazón normal y Un actor de Dios).

“Esta es una obra de actores, actores, porque es un show de nueve pistas; al ser una obra coral, ellos tienen la edad, los rasgos físicos y raciales que exige el autor. Pilar los escogió y batalló pero lo hizo, ya que tienes que ser actor, comediante, tener buena memoria, ser disciplinado, en fin”.

Pilar comentó que a varios de los actores ya los tenía en mente porque conoce su trabajo e iban bien con los personajes, pero tuvo que audicionar a los demás y se llevó una grata sorpresa.

“También tienen que tener cosas en común, incluso el aspecto físico tenía que ver, porque es diferente un homosexual de 1968 a uno de 2019, las cosas han cambiado, desde cómo hablan hasta como se mueven”.

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