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Bono, líder de U2, dice que el rock tiene “rabia”, a Elvis Presley lo censuraron por la manera de mover su cadera a ritmo de esa música y en México se convirtió en un género “satanizado” después del concierto de Avándaro, pero el rock no sólo es libertad, ira y protesta; en Italia, un psicólogo lo emplea para reforzar su terapia y ayudar a sanar a la gente.

Romeo Lippi es conocido como “el sicólogo del rock” y desde 2008 empezó a utilizar la música como herramienta para acercarse a sus pacientes. En 2014 abrió una página de Facebook donde promueve su labor, a la que define no como una terapia, sino como una manera de aproximarse a las personas.

El rock sirve para sanar
El rock sirve para sanar

Lippi recordó que vincular al rock con su terapia se dio porque comenzaba a hablar con sus pacientes sobre música. En lugar de preguntarles sobre sus problemas, indagaba acerca de sus canciones preferidas, lo cual le permitía conocer más de ellos.

“La música se convierte en un modo de poder conocer mejor a la persona sin asustarla. Las personas quizás tienen miedo del psicólogo, porque el psicólogo te hace preguntas particulares, te pregunta de sexualidad, de mamá, de papá, en lugar de eso aquí comienza con una cosa más tranquila. Empecé a usar esto con los jóvenes y después con todos”.

¿Qué canción te representa? Si usted llegara a tomar terapia con Lippi, lo primero que harían sería elaborar la “carta de identidad musical” con base en las diez canciones más significativas de su vida. ¿Qué emociones relaciona con esas canciones, qué recuerdos le traen?

“Es una carretera hacia la psique de la persona, porque partiendo de estas diez canciones podemos llegar a la infancia, a los sueños, al futuro, al amor”. Si la persona tiene ansiedad, entonces le enseña primero métodos de relajación y después crean una “playlist” para que la persona pueda estar tranquila.

Durante su experiencia, el psicólogo recuerda haber ayudado a una mujer que no podía alcanzar el orgasmo. “Creamos una playlist para que se relajara cuando tuviera sexo con su pareja”. También apoyó a una chica que había sufrido de abuso sexual cuando era pequeña y ya de adulta vivía su sexualidad con miedo y asco.

“Un día se fue al campo y mientras escuchaba una canción específica, enterró el trauma y su pasado. Tuvo éxito en vivir una vida más tranquila porque había enterrado a los fantasmas”.

El poder de la música. ¿Se ha puesto a pensar que la música tiene un gran impacto en nuestra vida cotidiana? De acuerdo a nuestro estado de ánimo, elegimos cierto tipo de canciones o bien, una canción puede traernos recuerdos y provocarnos emociones. “Cuando escuchamos música en nuestro cerebro se secreta un neurotransmisor que se llama dopamina, que nos hace sentir placer y entonces cuando escuchamos música sentimos placer de la misma manera que cuando tenemos sexo o comemos algo que nos gusta. La música se convierte en un medio universal por el cual podemos expresar placer y emociones”, explicó Lippi.

En 2015 se dieron a conocer los resultados del Dr. Jacob Jolij, neurocientífico de la Universidad de Groningen, en Holanda, quien —con base en una fórmula matemática— señaló cuáles son las diez canciones más felices. La que se llevó el máximo honor fue “Don't Stop Me Now”, de Queen, seguida por “Dancing Queen”, de Abba.

Aunque Lippi considera que el rock, como género, está muriendo, es una manera de vivir la vida más instintiva, más enérgica.

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