Las novelas detectivescas son un clásico de la cultura británica, pero cuando se trata de trasladarlas a la televisión, son pocas las que corren con la suerte de hacerlo de manera fidedigna, considera Bertie Carvel, protagonista de la serie Dalgleish.

El actor considera que esto se debe a que la mayoría de los productores se enfocan en asesinatos y resolver crímenes, en lugar de adentrarse por completo en el núcleo del género, pues mientras en las novelas existe compasión y empatía por el asesino, en las series esto se pierde, ya que sólo se les suele mostrar como criminarles sin escrúpulos.

“Las novelas de detectives hacen que nuestros deseos reprimidos se liberen, logramos hacer empatía con los malos, entendemos sus motivaciones y en las series esto no siempre se cumple, se nos muestra al asesino como alguien despreciable con quien no podemos tener empatía y ahí es donde la esencia del género se pierde, por ello no todas las series basadas en libros tienen éxito”.

Por esta razón, Bertie, quien da vida al detective cuyo apellido da nombre a la serie, se dice satisfecho con el proyecto, que ahonda en las motivaciones de los asesinos. Asegura que cada uno de los casos lograrán hacer conexión con el público.

“Mi personaje tiene una cierta desconexión entre su carrera de héroe en la Policía Metropolitana y su vida interior, que se inclina con bastante naturalidad hacia cuestiones de filosofía moral y falibilidad humana”, indica.

Aunque Carvel se dice un fanático de las novelas de detectives, admite que no había leído aquellas en las que está basada el programa, hasta antes de quedarse con el papel.

“Yo sabía de P. D. James, pero no conocía su trabajo. Pero lo leí y me encantó. En la primera página describe a Adam Dalgliesh como ‘inescrutable’, lo que creo es una gran invitación para que un actor haga algo de gran profundidad, parecía una gran oportunidad”.

La serie, disponible en la plataforma Acorn TV, arranca con el detective Adam Dalgliesh, quien atraviesa un duelo por la muerte de su esposa e hijo, lo que le provoca una sed de venganza contra cualquier criminal que se cruce a su paso.

El ganador al premio Tony admite que lo que más le emocionó de grabar los seis episodios fue adentrarse en las historias tanto de su personaje, aparentemente bueno, como de los malos, con las que el público se identificará.

“Las historias de detectives implican un sacrificio ritual. El autor del crimen, expulsado de la sociedad, es un chivo expiatorio cuyo castigo alivia temporalmente al lector de la culpa asociada con su propia pecaminosidad”, indica.

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