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Circulaba por la lateral de Periférico cuando se dio cuenta que no tenía idea a dónde iba, ni por dónde circulaba. No es que estuviera perdido, simplemente sintió que algo en su cerebro lo hacía sentirse confundido. El instinto de supervivencia lo hizo prender las intermitentes y tratar de orillarse. Sacó el teléfono y lo observó cuidadosamente como si intuyera que tenía que hacer algo con ese objeto, pero no podía adivinar qué era. Raúl traía a su hija pequeña en el asiento de atrás y si algo le hubiera sucedido jamás se lo hubiera perdonado. En otras ocasiones ya había sentido algo que él llama “una extraña pesadez mental”, pero todo se lo atribuía al estrés que le causó enfermarse de Covid un par de meses atrás. No llegó a la hospitalización, ni siquiera necesitó oxígeno, simplemente no pudo deshacerse de la fatiga constante ni de los episodios de aturdimiento. Su esposa le decía que ya dejara el drama y él hizo lo que pudo para sentirse mejor: tomarse los tés que ella le preparaba y acudir a algunas sesiones con un psicólogo. Ni su estómago, ni su bolsillo aguantaron más.

Millones de personas que se han infectado de Covid-19 desde que inició la pandemia no han logrado recuperar completamente la salud, pues siguen afectadas por las combinaciones de los más de 200 síntomas que se han identificado en las experiencias post agudas del Covid-19. Precisamente, la fatiga y la llamada niebla mental son algunos de los síntomas más comunes que reportan los pacientes con sintomatología prolongada. A dos años del inicio de la pandemia, se han logrado reunir más pistas sobre el origen de estos cuadros para realizar diagnósticos y tratamientos más puntuales antes de que sobrevenga una nueva crisis de salud pública.

Secuelas después de la infección

Aunque aún no hay definiciones estandarizadas para nombrar los diferentes estados de prevalencia y/o aparición de nuevos síntomas después del episodio agudo de la infección, los investigadores han empezado a utilizar el término de PASC (secuelas post-agudas de SARS-CoV-2) para estudiar las posibles consecuencias del Covid-19 a largo plazo y partir hacia otras jerarquizaciones. En general, se considera que cuatro semanas de persistencia de la sintomatología son indicios del llamado Covid largo o prolongado; mientras que doce o más semanas de síntomas refieren a un Covid crónico.

Existen muchos síntomas que podrían atribuirse a factores variados y que incluso podrían parecer, o no, efecto del SARS-CoV-2. Es por esto que la búsqueda se centra en encontrar más evidencias de las vías biológicas que los producen. La doctora Resia Pretorius, jefa del Departamento de Ciencias Fisiológicas de la Facultad de Ciencias en la Universidad de Stellensbosch, en Sudáfrica, ha encontrado que la prevalencia de la fatiga y la confusión mental es una reacción de cómo el Covid-19 afecta fuertemente el flujo sanguíneo y los sistemas de coagulación. Los estudios en su laboratorio han revelado que hay una formación significativa de microcoágulos en la sangre tanto de pacientes de Covid agudo, como de Covid prolongado que son resistentes a los procesos fibrinolíticos (que evitan la formación de trombos) propios del cuerpo.

Para la especialista, esta es una de las causas por la cual las células no reciben suficiente oxígeno para mantener las funciones corporales, desencadenando varios síntomas debilitantes. En este sentido, Pretorius también ha mostrado resultados prometedores con tratamientos antiplaquetarios y anticoagulantes frente a un diagnóstico y seguimiento adecuado. Para ella, es urgente la inversión en investigación y tratamientos para comprender mejor el vínculo entre la coagulación sanguínea normal, la hipoxia y la disfunción vascular en pacientes con Covid prolongado, estudios que podrían prevenir otro tipo de discapacidades a largo plazo y que incluso podrían beneficiar a pacientes con otras enfermedades que no son producto del Covid-19, como el síndrome de fatiga crónica.

Otro estudio que le da seguimiento a los PASC es el LIINC (Long-term Impact of Infection with Novel Coronavirus), que agrupa diferentes investigaciones de la Universidad de California en San Francisco, y que de igual forma, buscan entender mejor las vías biológicas que originan síntomas neurológicos en pacientes post Covid, como dolores de cabeza, mareos, cambios en la visión y problemas de equilibrio. La neuróloga Joanna Hellmuth forma parte de este equipo que ha relacionado al síndrome cognitivo del Covid largo con algo similar a lo que se observa en el paciente con VIH, como parte de un fenómeno bien documentado que relaciona infecciones virales y trastornos cognitivos. Hellmuth toma muestras de líquido cefalorraquídeo y realiza pruebas neurológicas en pacientes post Covid con este tipo de sintomatología. Espera saber qué es fisiológicamente responsable de esta sintomatología para buscar ciertos marcadores sobre procesos inflamatorios y flujo sanguíneo que ofrezcan diagnósticos más oportunos.

Estados Unidos y Gran Bretaña encabezan la lista de países con la mayor cantidad de estudios activos sobre PASC. Nuestro vecino país del norte mantiene un ambicioso estudio nombrado RECOVER (Researching Covid to Enhance Recovery) con la participación de más de 200 clínicas que dan seguimiento a pacientes con sintomatología post aguda. En sus investigaciones preliminares, se refiere que entre el 10 y el 30% de los pacientes que han sido infectados por el SARS-CoV-2 mantienen una sintomatología persistente. La cifra es similar en estudios de otros países y refleja un problema de salud pública a nivel mundial a corto, mediano y largo plazo.

Es así que una de las áreas de investigación de este tipo de estudios está enfocada en la búsqueda de marcadores para mejorar pruebas de diagnóstico que lleven a entender mejor el organismo del paciente post Covid. Este es el caso de la doctora Amitava Banerjee, investigadora de ciencia de datos clínicos y cardióloga consultora honoraria en el University College London. Ella dirige el estudio Stimulate-ICP (Síntomas, trayectoria, desigualdades y gestión: comprensión del Covid prolongado para abordar y transformar las vías de atención integrada existentes). El ensayo británico realiza una resonancia magnética integral que descarta el deterioro multiorgánico causado por el Covid y hace una proyección digital con información personalizada que incluye planes de rehabilitación y conexión con especialistas relevantes a través de una app que informará al paciente la atención gradual que irá requiriendo.

En otro ensayo del mismo estudio se utilizan medicamentos existentes (antihestaminicos, anticoagulantes y antiinflamatorios) para medir efectos después de tres meses de uso sobre algunos de los síntomas más recurrentes del llamado Covid largo. El sistema de salud británico es reconocido mundialmente por su cobertura universal, la alta calidad de la atención primaria, el éxito de sus estrategias y el desarrollo profesional que ha alcanzado en cada nivel de servicio, así que no sorprende la inversión en investigación y el puntual seguimiento que le están dando a quienes han sido afectados por un nuevo virus, pero ¿qué sucede en otras latitudes?

Problema ignorado

Para el doctor Alfonso Vallejos, académico del Departamento de Salud Pública de la Facultad de Medicina de la UNAM, en el país se ha estudiado poco la problemática post aguda del coronavirus y los resultados llegan de otros países, aunque tendría que estudiarse por las características concretas de nuestras poblaciones. “Afecta o pudiera afectar severamente la calidad de vida y tiene un impacto inmediato en lo laboral. Se ha revisado la posibilidad de incapacitar a las personas por este Covid prolongado, pero es complejo mientras no haya un reconocimiento de la problemática”.

Para Vallejos, el problema está relacionado con la dinámica de un sistema de salud que no es proactivo, sino pasivo. “Esperamos que los pacientes lleguen y no hay seguimiento, simplemente se espera que regresen si tienen alguna molestia. Habría que proporcionar los servicios de atención y rehabilitación (pulmonar, cardiovascular, siquiátrica, etc) para el enfermo de Covid-19 en su etapa aguda y post aguda”.

El académico señala que es muy importante que también quienes atravesaron un Covid leve, es decir, que no requirió hospitalización, se mantengan pendientes de su salud sin minimizar ningún síntoma. “Una vez que ya paso la fiebre y el cansancio que caracterizan la parte aguda, es conveniente revisar si hay permanencia o aparición de otros síntomas, como dificultad respiratoria, cansancio, falta de concentración, insomnio, etc. Hay que acudir al médico para una nueva valoración. Lo que se espera es una rehabilitación completa con remisión de los síntomas completos. Si después de cuatro semanas de la infección aguda esto permanece, ya no es normal”. Apunta que en cualquier persona se puede dar Covid largo o prolongado. “En los niños la detección es más compleja porque no refieren bien los síntomas, a veces son un poco difusos en sus respuestas; pero cualquier persona, independientemente de la edad, es susceptible a tener Covid largo”.

El especialista comenta que en esta nueva ola que estamos atravesando habría que seguir intentando controlar la enfermedad en términos de salud pública y subraya que para esto es fundamental brindar pruebas en todos los casos sospechosos. “Todos tenemos el derecho de saber qué enfermedad tenemos, tenemos derecho a un diagnóstico, no a una suposición. En términos de salud pública es fundamental identificar y seguir los contactos para estudiarlos y limitar infecciones y propagación”, señala y agrega que se le debe seguir dando al virus la importancia que tiene y no asumirlo como una simple gripa.

También enfatiza la importancia de la vacuna, pero sin verla como algo que sólo previene los casos graves y de hospitalización, pues también es una herramienta fundamental para disminuir la carga viral y los contagios. “Es fundamental señalar que no sólo se trata de prevenir defunciones, sino contagios. Esto va a prevenir hospitalizaciones y va a proteger la vida económica y social del país”. En este sentido también subraya la importancia de la vacunación a los niños, pues la disminución de susceptibilidad al virus y limitación de contagios sólo se logrará vacunando a la mayor parte de la población total. “Se debería hacer el máximo esfuerzo para proteger a la población en todo su conjunto, pues es una protección necesaria para el control epidémico y un esfuerzo costo-efectivo más útil que tratar hospitalizaciones ahora o en el futuro”.

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