El 7 de julio de 1997, horas después de la elección “intermedia” en la que el PRI perdió por primera vez el control mayoritario de la Cámara de Diputados, el entonces gobernador de Guanajuato volvió a los reflectores mediáticos, para no salir en los siguientes 10 años.

En medio de la risa incrédula y el desdén de una clase política que lo vio como “chiflado”, Vicente Fox anunció en conferencia de prensa que desde ese momento buscaría la candidatura presidencial por el PAN.

Un par de años después, en 1999, Fox no tuvo contrincante serio en la batalla interna del PAN para elegir candidato a las presidenciales del año 2000, las primeras con un árbitro electoral confiable, como el entonces IFE.

Y es que la popularidad del guanajuatense aplastó durante los meses previos al 2000 a todos aquellos que pensaron competir contra el bocón y dicharachero gobernador de Guanajuato. Es decir, que Fox se impuso por la vía de los hechos. El resto de la historia todos la conocen.

Y recurrimos al ejercicio memorioso porque semanas después de las “intermedias” de 2015, Margarita Zavala, esposa del ex presidente Felipe Calderón, abrió sus cartas y en una jugada que parece bien calculada dio a conocer que buscaría ser la candidata presidencias del PAN.

Pero no se quedó en un mero “destape prematuro” —como lo llamaron muchos—, sino que fue más allá y mandó un mensaje que tiene muchas caras. Palabras más o palabras menos, advirtió que si no es candidata por el PAN, sería candidata independiente.

El ultimátum de que si no es candidata del PAN será independiente, se puede interpretar como una traición al partido, como un acto de oportunismo o, incluso, como una desviación a la doctrina y postulados panistas que se proponían la construcción de demócratas.

Sin embargo, más bien parece un recurso político y —al mismo tiempo retórico—, para contener a los grupos que abiertamente le han cerrado el paso en la estructura del PAN y que en su momento le negaron la posibilidad de una candidatura a diputada federal.

Lo sorprendente del caso es que a semanas de reconocer que buscará la candidatura presidencial —sea en el PAN, sea entre independientes que seguro abundarán—, la señora Zavala se colocó como puntera entre los precandidatos que abiertamente se promueven y —en un impensable campanazo—, empató al candidato presidencial eterno, Andrés Manuel López Obrador, quien empieza a caer en las preferencias.

Es decir, que si se analizan las encuestas disponibles sobre la preferencia de los precandidatos destapados o que abiertamente están en la pelea para 2018, se ve claramente que la señora Zavala sigue los pasos de la estrategia que siguió Vicente Fox. Sí, son muchos los indicios de que Margarita Zavala pudiera imponerse en el PAN, por la vía de los hechos.

Más, si el análisis se extiende a los aspirantes abiertos que se mueven en el PAN —como el impresentable gobernador de Puebla—, la señora Zavala los dejó atrás por un margen que ya se antoja inalcanzable. Por eso parece que se repite lo que en su momento fue bautizada como “fenómeno Fox”.

Lo peligroso de esa ruta, sin embargo, es que en tanto puntera, la señora Zavala también es y será blanco de todos los ataques imaginables; legítimos y de la guerra sucia.

Y sabedor del riesgo que representa Margarita Zavala para su causa, el fósil candidato presidencial, AMLO, fue el primero en lanzar metralla contra Margarita. Pero la batalla apenas empieza.

Al tiempo.

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Twitter: @ricardoalemanmx

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