Estudios recientes sobre la velocidad promedio de tránsito en la Ciudad en horas hábiles, muestran una caída en picada al pasar de 38.5 kilómetros por hora en 1980 a tan solo ocho kilómetros por hora en 2015. Esto representa la pérdida de millones de horas de trabajo y de convivencia familiar, tanto para usuarios del transporte público como de auto particular; la parálisis total de varias vialidades importantes y secundarias no solo se tiene en las “horas pico” sino prácticamente todo el día.

La velocidad de traslados en la CDMX tiende a cero por una política de movilidad equivocada y contradictoria del Gobierno de la Ciudad: por una lado se impulsa el uso del auto particular construyendo “segundos pisos” en el Periférico y “autopistas urbanas de cuota” y por otra parte se inventan todo tipo de obstáculos para la circulación de los mismos, supuestamente para desincentivar su uso, sin presentar opciones de un transporte público eficaz y de calidad.

La única opción real de solución está en la promoción del transporte público de alta capacidad y eléctrico como Metro y Trenes Ligeros y la sustitución total de los microbuses y combis por autobuses modernos. Sin embargo, además de una política agresiva de impulso al transporte público, se deben hacer en paralelo una serie de acciones, algunas inmediatas, que pueden mejorar la circulación:

1.— Uso eficiente del espacio público de vialidades ordenando horarios nocturnos para el transporte de carga y en general de reparto de mercancías; los tráileres de doble remolque deben circular por la noche y solo en determinadas vialidades de mayor espacio.

2.— Se requiere un cambio radical en el manejo y procesamiento de la basura, promoviendo el uso de contenedores, separación y recolección nocturna en días determinados. La recolección actual es deplorable, insegura y muy contaminante. Es una vergüenza mundial para la nueva Ciudad de México la forma anacrónica e insalubre como los trabajadores eventuales cargan y separan la basura en los camiones.

3.— Establecer un programa para la distribución de gasolinas, diesel y gas, cambiando el uso obsoleto de carros tanque, por líneas subterráneas de ductos. El uso de pipas, además de muy costoso, contaminante y obstructor del tránsito, es de muy alto riesgo para la seguridad de la población.

4.— Recuperar y mejorar áreas peatonales. Además, no permitir el ambulantaje en banquetas, salidas del Metro y vías rápidas y de acceso controlado. La presencia de vendedores en el Periférico, por ejemplo, además de frenar el tránsito, pone en peligro sus vidas.

5.— Construir estacionamientos para autos, motocicletas y bicicletas en las principales terminales del Metro, Metrobús, Tren Suburbano y Tren Ligero para promover el transporte público. Lo que actualmente se tiene para estacionar bicicletas es ridículo, además de inseguro.

6.— Diseño moderno e integral de las ciclovías. Las construcciones que se están llevando a cabo no responden a una visión integral de la movilidad sino a las “ocurrencias” de autoridades del transporte y de las delegaciones. En lugar de ayudar están generando muchos más problemas y riesgos. Las ciclovías funcionan muy bien en circuitos escolares y universitarios, y en general en distancias moderadas; también como medio de acercamiento al transporte público, de ahí la necesidad de estacionamientos seguros en las terminales del Metro.

7.— Sustitución inmediata de microbuses y combis por autobuses modernos y seguros. Ofrecimiento incumplido del jefe de gobierno. Es lamentable el calvario de millones de usuarios que a diario sufren todo tipo de riesgos y maltrato por este sistema obsoleto de transporte que solo responde a la corrupción de líderes y autoridades.

8.— El Metro de la Ciudad de México está abandonado, se requiere con urgencia un programa eficaz de rehabilitación que devuelva en el menor tiempo posible a los más de 120 trenes que se encuentran fuera de operación por falta de refacciones y mal mantenimiento. No se trata de entregar un tren cada año como parece que lo piensan hacer, sino de un programa urgente que actúe en paralelo sobre la totalidad del equipo que no funciona. Otro compromiso del actual Gobierno que no se cumple.

9.— Se debe retomar el Plan Maestro del Metro que incorpora la construcción de varias líneas nuevas y la conclusión de otras que han quedado a medias como la Línea 7, la cual termina en Barranca del Muerto debiendo haber llegado a San Jerónimo y Universidad. Aquí es necesario buscar esquemas novedosos de financiamiento que pueden ser las asociaciones público-privadas para la construcción y operación de trenes suburbanos y trenes ligeros.

10.— Finalmente, proponemos la creación de un Organismo Metropolitano de Transporte que coordine los distintos modos de transporte público, privado y de carga en toda la Zona Metropolitana de la Ciudad. La CDMX requiere que haya visión metropolitana en la provisión de sus principales servicios.

ciudadposibledf.orgtwitter: @JL_Luege

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