La industria petrolera en todo el mundo enfrenta un panorama muy complicado por la caída drástica del precio del barril de petróleo, situación que ha obligado a todas las empresas a adoptar duras medidas que garanticen su supervivencia. Pozos que resultaban rentables en un contexto de elevados precios dejarán de serlo y grandes proyectos han tenido que ser cancelados o pospuestos.

Petróleos Mexicanos no es ajeno a esta realidad y está enfrentando, de manera decidida y seria, trascendentales desafíos para mantener su viabilidad como empresa productiva del Estado y seguir siendo pilar fundamental del desarrollo de México.

El panorama hoy. La Ley de Ingresos para el presente año consideraba un precio promedio de 50 dólares por barril. Sin embargo, ante el panorama internacional del sector, se estima que el precio promedio anual ronde los 25 dólares. Para Pemex, esto supone un problema de liquidez que, a su vez, se traduce en la impostergable necesidad de ajustar el gasto en 100 mil millones de pesos como se anunció en días pasados.

Para dimensionar el tamaño del ajuste, esta cifra representa una quinta parte del presupuesto total de la empresa contemplado para 2016 y sin duda incidirá en prácticamente todas las áreas, tanto en el corporativo como en las empresas subsidiarias.

El gran reto que debemos afrontar es implementarlo de tal manera que no afecte la producción en el mediano plazo y mantenga la solvencia financiera de largo plazo. Enfrentamos un problema de liquidez, no de solvencia.

Las amplias reservas totales de hidrocarburos con que contamos y la notoria capacidad y experiencia de nuestros técnicos nos permiten vislumbrar el futuro con optimismo, asumiendo con determinación y prontitud nuestra responsabilidad. Es tiempo de adoptar medidas prudentes pero profundas que ataquen de raíz el problema.

El ajuste. La caída en el precio de petróleo impactó negativamente el balance financiero de nuestra empresa. En respuesta, se sometió el pasado viernes al Consejo de Administración de Pemex un plan de ajuste en todos los rubros en los que la empresa realiza sus actividades.

Nuestro objetivo esencial es reducir costos, lograr una operación más ágil, eficiente y flexible, adoptando los más altos estándares internacionales de la industria e impulsar la participación de otras empresas bajo esquemas conjuntos que nos permitan generar utilidades y maximizar el valor de los recursos naturales que son de todos los mexicanos.

En este entorno, Pemex cuenta con una importante ventaja: la reforma energética, la cual nos permite una flexibilidad de la que antes carecíamos. Sin duda alguna, haremos uso adecuado y eficaz de las herramientas que nos proporcionó esta reforma estructural de gran calado. Impulsando asociaciones con empresas líderes a nivel mundial tendremos mejores posibilidades de generar mayores ingresos y de consolidar a Petróleos Mexicanos como la gran empresa de la que los mexicanos podremos seguir sintiéndonos orgullosos.

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