Puede pasar, pero nadie en su sano juicio podría apostar por una victoria mexicana mañana contra Argentina.

Si 80% de las veces es improbable ganarles, esta vez, las condiciones son todavía más desfavorables para México.

Nosotros, con un desconcierto absoluto y una serie de ausencias significativas como las de los Do Santos y Javier Hernández, y ellos con una inercia de conjunción clara y Messi incluido.

Argentina tiene algunas bajas, pero tiene material para parar dos selecciones que aspirarían a cuartos de final de un Mundial cualquiera.

El estado y el orgullo argentino estarán a su máxima capacidad, de manera que en esa defensa del prestigio que siempre manifiestan, la gesta se presenta harto complicada para México.

Algunos pretenden que Ricardo Ferretti sea la respuesta mágica para todas las preguntas que suele ser el futbolista quien tiene que responder.

Con nada de tiempo para trabajar, se busca que Ferretti sea una especie de seguro de vida para alcanzar el pase a la Confederaciones, el próximo 10 de octubre.

Estoy seguro que con Herrera, Ferretti o Bielsa, el resultado sería el mismo para esa fecha. Porque ningún sistema táctico podrá influir más que la calidad del jugador en cualquier circunstancia y torneo.

Está mundialmente fuera de dimensión la valoración que se hace de la figura del director técnico. Si tienes a Messi de tu lado, el rival puede funcionar como una maquinita producto de muchos ensayos y aún así perder con un destello del genio.

Mañana lo que más conviene es un planteamiento serio y conservador. No estamos calificados en este momento para hacer un partido de poder a poder contra los pamperos. No hay suficiente entendimiento entre estos jugadores, las dosis de ellos tampoco fueron tan notables en la pasada Copa de Oro, a pesar de conquistar el trofeo.

Lo más importante es que no se dañen los niveles de confianza de cara al juego contra Estados Unidos. Jugar con serenidad, seguridad, midiendo con prudencia los pases y las zonas en dónde se arriesgue el balón, son tareas indispensables mañana. Pensar en cerrar los espacios como prioridad, y sólo intentar abrirlos para atacar cuando el equipo se encuentre bien parado en defensa.

Es una etapa de transición y confusión. Conviene pensar antes de actuar y calcular varias veces antes de correr riesgos frente a esos demonios que tiene Argentina como delanteros. No, miedo no. Pero sí mucha prudencia. En cantidades industriales. Una derrota amplia podría afectar sin remedio la autoestima para medir fuerzas con Estados Unidos.

Twitter: @Javier_Alarcon_

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses