México se bañó de auténtico oro y dejó atrás la polémica clasificación a la final de la Copa de Oro, el desastroso trabajo arbitral, el sinfín de críticas recibidas y las múltiples dudas que generó un plantel que se presentó por algunos instantes sin pies ni cabeza.

Nada de eso se vivió en Filadelfia; fue todo lo contrario. Sobre el terreno de juego vimos a un equipo vistoso, que demostró un enorme ímpetu que lo llevó a borrar el tormentoso pasado y cambiarlo por alegría, optimismo y feliz presente.

En esta ocasión, todo se conjuntó de maravilla, pues el equipo nacional nos hizo sentir orgullo con un gran desempeño y sobre todo justo.

Andrés Guardado, quien está en el mejor momento de su carrera, coronó una magnífica participación a lo largo del torneo con un golazo que abrió el marcador ante un sorprendido Jamaica, y guió el camino hacia el séptimo título en la Copa de Oro. Gran recompensa para quien ha sabido portar el gafete de capitán correctamente.

Jesús el ‘Tecatito’ Corona también recibió un premio a su esfuerzo al talento con el que nos demostró ser un jugador desequilibrante, que sabe como robar el balón, en qué momento encarar con velocidad y convertirse en un auténtico talismán en momentos importantes, para mí, con un futuro maravilloso.

Oribe Peralta coronó el marcador e hizo que las tribunas festejaran ya sin temor alguno la consecución del esperado título.

México no se desesperó ante el inicio dominador de Jamaica; no se abrumó pensando cómo robar el balón en los primeros instantes, sino que se ocupó en ordenarse y poco a poco hacerse del esférico para no cederlo más al rival.

La Selección supo cómo responder atrás cuando fue necesario, aunque al final, un descuido del ‘Maza’ Rodríguez le costó el descuento.

Era importante para los nuestros cambiar la cara, mostrar una faceta distinta que le diera a la afición y a ellos mismos más confianza y tranquilidad para trabajar en lo que viene, pero era aún más esencial conseguir el campeonato para revalidar el título como el ‘Gigante de la Concacaf’ y poder adjudicarse el medio boleto para la Confederaciones.

Habrá final soñada, pues el próximo 9 de octubre se abrirá el telón para que México se vea cara a cara ante el acérrimo rival de la zona, Estados Unidos, con quien se jugará el boleto a la Copa Confederaciones.

Por ahora es momento de festejar, pero también de reflexionar lo bueno y lo malo que dejó el torneo, hacer un análisis para buscar mejorar, pues aún queda un largo camino por recorrer y con esto no nos alcanzaría para las metas que se han trazado.

Twitter: @InesSainzG

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