Exigir justicia en México y encontrarla es una lucha de fuerzas tan intensa una como la otra. Por un lado, una sociedad perdida entre la fe de verse algún día mejor, y, por otro, la triste realidad que encontramos cada día al salir de casa.

Los ámbitos son muchos, las formas son infinitas, el fantasma de la indiferencia y la falta de verdad en un país tan necesitado de ella, nos vulnera, nos hacen presa fácil y muchas veces cómplices por omisión del México que clama justicia y no encuentra respuesta.

El poder en todas sus formas y la corrupción traducida y vinculada a los moches, la dádiva, la recompensa, el soborno y todas las maneras de indignidad que el dinero tiene para quebrar la voluntad de quienes aplican y emiten juicios, condena al ciudadano común al hartazgo de sus propios fantasmas, consintiendo absurdamente traumas de ayer, hoy y siempre.

El inicio de esta columna no tiene por objetivo inculpar, criticar o reaccionar contra el México crudo que el destino ha puesto frente a nosotros; sino señalar con letras minúsculas y mayúsculas, el problema que pudre ámbitos tan ajenos a la política nacional como son el deporte y todas sus disciplinas y vertientes.

Frente al escenario que hoy se me presenta, he decidido defender junto con mi compañero de vida un proyecto que nos fue arrebatado de manera parcial y sin cuidado de formas. Ayer, los hechos nos dieron la razón, hoy, las pruebas serán juzgadas para emitir un veredicto entre víctimas y victimarios; la razón es más valiosa que la influencia y el honor tiene un valor mayor en este mundo que el dinero y su acostumbrado desapego a la legalidad.

Gallos Blancos de Querétaro representa para mí mucho más que sólo un equipo de futbol. Querétaro es el estado donde forjé mi niñez y juventud, donde creció mi esposo y reside mi familia; es el hogar de mis recuerdos y la tierra a la que pertenezco.

El deporte, por su parte, ha sido mi vida, son incontables las historias y satisfacciones que he vivido de la mano de mi trabajo y unida a esta pasión.

Por ello —al igual que la fiel y creciente afición de nuestro equipo— sufrí y padecí con enorme tristeza el proceso de desafiliación que hace apenas un año pretendía quitarle la máxima categoría al equipo de Querétaro, a mis Gallos Blancos, que no tuvo lugar, una vez que mi esposo y yo intervenimos.

El proyecto que hoy defiendo es aquel que ha puesto a Gallos Blancos donde hoy se encuentra, un equipo con total autoridad para pelear al tú por tú con los “grandes” de México.

El proyecto que hoy defiendo implica el cariño que una queretana tiene por su tierra y el equipo de futbol que defiende nuestra identidad, esfuerzo que en su momento conoció y reconoció el gobernador constitucional de Querétaro, José Eduardo Calzada Rovirosa, de quien recibí palabras de aliento y apoyo incondicional cuando supo que alguien de casa buscaba salvar y mantener al equipo en Primera División y dentro de nuestras fronteras, y de quien hoy no entiendo su actitud ni la forma poco caballerosa y alejada de la responsabilidad con que debe conducirse alguien en su posición, al desconocer el esfuerzo que escuchó de viva voz por parte de una servidora al no ser capaz de defenderla ante tal despojo.

A las autoridades corresponderá juzgar las pruebas y definir culpables. Hoy tengo la frente en alto y la confianza de recuperar la franquicia futbolística de mi estado querido, tal como debió ser desde hace 12 meses.

Denuncio porque el México que busca justicia se cansa y lo hace por quienes mantienen las ideas dentro de sí mismos y evitan defenderse de quienes atropellan la ley, la usan y manipulan a su favor y terminan comprando la justicia, adquisición que el débil nunca aspira poseer.

Las acciones legales emprendidas responden al hecho de haber sido despojados de un proyecto deportivo con mucho trabajo tras de sí, pero para llegar a este punto debimos armar un caso, sustentado en pruebas que recabamos a lo largo de este tiempo y que nos permitieron, en conjunto con nuestros abogados y gracias al Instituto Federal de Acceso a la Información, plantear una defensa sólida contra el engaño del que mi esposo y yo hemos sido víctimas.

Hoy no queda más que decir a la afición queretana, al equipo y a todos los involucrados que nuestro principal objetivo es buscar que se haga justicia sin que por ello tenga que sufrir el equipo o la afición. Tenemos equipo de Primera División para rato.

Gallos Blancos son de Querétaro y en Querétaro se quedarán.

Twitter: @InesSainzG

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses