180 grados después, Trump sigue siendo el mismo. Sigue siendo el magnate que heredó dinero y quiso jugar a ser presidente y de pronto se encontró a sí mismo en la Casa Blanca. Tras el ataque con Tomahawks sobre la base aérea Siria y ahora el bombardeo a Afganistán, Trump sigue siendo Trump.

Trump sigue siendo un individuo que actúa antes de pensar las consecuencias de lo que hace. Trump, como Chespirito, así como dice una cosa dice otra. A pesar de haber criticado sin freno a la OTAN y decir que era un tratado obsoleto, amenazando con sacar a Estados Unidos de éste, ahora dice, con la mano en la cintura, que si bien en su momento consideró que la OTAN era obsoleta, ahora sentía que estaba sumamente vigente e invitó a la Casa Blanca a su secretario general, Jens Stoltenberg.

¿En dónde quedó aquel Trump que señalaba a Hillary Clinton como la persona que llevaría a Estados Unidos a la Tercera Guerra Mundial por confrontar al país con Rusia al querer atacar a Siria? Ese señalamiento lo hizo varias veces Trump durante la campaña previo a la elección de noviembre.

¿Cuál es el Trump que debemos tomar en cuenta cuando pensemos en la política exterior del presidente número 45 de Estados Unidos? ¿La de aquel que prometió que iría ‘América primero’ y el mundo podía muy fácilmente quedar en el olvido o la del nuevo Trump que se envuelve en la bandera estadounidense para actuar como policía del mundo a pesar de prometerle a los ciudadanos que este activismo no sería su manera de manejar las relaciones exteriores?

¿A cuál Trump hay que escuchar? ¿Al que en campaña convenció a varios de que Estados Unidos está fatal y débil y que por ello era importante elegirlo a él como presidente, o al Trump de ahora que dice que Estados Unidos es fuerte y con capacidad suficiente para frenar a Bashar Al-Assad de atacar de nuevo a sus propios ciudadanos con armas químicas?

¿Cuál de los Trumps es la versión original, la que habla de amistad con el presidente de Rusia o el que acusa a Putin de haber conocido del ataque con armas químicas antes de que ocurriera y amenaza con que Putin va a dejar de apoyar a Al-Assad tarde o temprano?

Trump es visto ahora por muchos de sus prominentes críticos, entre ellos John McCain o Marco Rubio, como el duro, firme, determinado líder de Estados Unidos. ¿Atrás quedaron sus desplantes vía Twitter que han incluido insultos a diestra y siniestra y demostrado que para él es igual de preocupante una reunión con un jefe de Estado que los ratings tan bajos de su sucesor Arnold Schwarzenegger en el programa de televisión The Apprentice?

Esa personalidad irracional y con poco enfoque, sigue ahí, para pesar del mundo y de los propios estadounidenses a quienes se les olvida todo lo que su país ha logrado desde el fin de la Segunda Guerra Mundial.

Si algo refuerza esta actitud de atacar Siria y Afganistán es justamente al Trump que puede decir una cosa y actuar diametralmente distinto. Que es un individuo que no planea; que no mide las consecuencias de sus actos y que, por ser el jefe de Estado y comandante supremo del ejército más grande del mundo, hoy estamos ante mayor peligro de inestabilidad. Ha habido varios giros de 180 grados entre lo que dice y lo que hace el presidente de EU, pero sin duda no estamos ante un nuevo Donald Trump.

@AnaPOrdorica

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses