Aunque oficialmente el país mantiene una calificación de BBB+, el tratamiento que se le ofrece a la deuda soberana implica en la práctica una reducción a BBB-.

La forma más nítida de percibirlo es a través del costo de aseguramiento de la deuda, que en el terreno técnico se conoce como Credit Default Swaps.

Como usted sabe, las calificadoras de deuda Standard & Poor’s y Moody’s encendieron hace unas semanas los focos rojos al colocar en revisión con perspectiva negativa la solvencia del país.

La ruta se llevaría de corbata a la banca de desarrollo y aún a la privada.

El alerta llegó ante la perspectiva de que al fin de año el débito total del país, incluidas las emisiones de deuda u operaciones de crédito de Petróleos Mexicanos y la Comisión Federal de Electricidad, llegara al equivalente al 50.5% del Producto Interno Bruto.

El caso es que la Secretaría de Hacienda, concretamente su director de la Unidad de Planeación Económica, Luis Madrazo, advirtió que el monto equivalente podría ser aún mayor.

En este momento el nivel es de 48% del PIB.

Más allá de la débil señal que representa el dejar un guardadito en el presupuesto de 70 mil millones de pesos, pese a los colosales recortes, para pagar una rebanadita de deuda, cuyo monto rebasa los nueve billones de pesos, la apuesta del gobierno para generar confianza apunta a un mayor crecimiento.

El problema es que la bola de cristal de la dependencia ha fallado una y otra vez convirtiéndose, justo, en su Talón de Aquiles. Los pronósticos fallidos han provocado uno y otro déficit en las finanzas públicas, que se han solventado, naturalmente, con deuda.

Solamente este año la dependencia ha modificado tres veces a la baja su expectativa de crecimiento, situándola entre 2 y 2.6… por más que el promedio privado apunta a entre 1.8 y 2.2.

En el escenario, el gasto programable total del gobierno ha crecido 3.2% más que el año pasado, para llegar a 2.9 billones de pesos.

Las proyecciones de la dependencia hablan de alcanzar un crecimiento de hasta 5% en el 2021, lo que bajaría el nivel de deuda al 48% del PIB.

Sin embargo, para el Banco BNP Paribas el vaticinio es demasiado optimista.

El país lleva casi 40 años sin llegar a ese nivel de crecimiento, por más que en el periodo del llamado desarrollo estabilizador se llegaba hasta el siete.

El economista en jefe de BBVA Bancomer, Carlos Serrano, acaba de advertir que el desempate entre el escenario idílico que ven las autoridades y la realidad podría provocar una salida de capitales.

El nivel de deuda del país es mayor al que registran economías como Colombia, Panamá, Filipinas, cuya calidad crediticia es menor a la del país.

Colocada la posibilidad de crecimiento para el año próximo en 2.6%, la posibilidad pareciera misión imposible dada la proporción de los recortes en materia de gasto de inversión,

Las colosales pérdidas de Pemex auguran a contrapelo del riesgo, que se seguirá endeudando.

Colocada por el gobierno su confianza en la sabiduría de los mercados, hete aquí que éstos ya expresaron su veredicto.

Se degradó la calidad crediticia del país.

Balance general. ¿Se acuerda usted cuando la promesa de cara a las críticas por la reforma energética hablaba de que Petróleos Mexicanos no privatizaría un solo tornillo? Bien, pues, un tornillo no, pero sí la mayoría de sus complejos petroquímicos.

Ayunos de mantenimiento, ajenos a la tecnología de punta, los conglomerados están al borde del óxido; por más que algunos de sus equipos se han vendido en calidad de chatarra.

La ruta alcanza lo que queda de Pajaritos en Coatzacoalcos, Veracruz, además de Tula y Escolin.

El anuncio será oficial el próximo jueves a la vera del plan de negocios de Petróleos Mexicanos.

La línea incluye la pignoración de las refinerías del país, es decir recibir un monto determinado de recursos privados a cambio de permitir su explotación directa en un lapso.

La posibilidad de exploración en aguas mediana y profundas se acompañará de socios nacionales o extranjeras.

Se agrieta Megacable. De mayo a octubre pasado el precio de la acción de Megacable se redujo en 15.55%, pasando de una cima histórica en el año de 81.78 pesos a 69.69.

A su vez, su número de nuevos clientes se redujo en 43.3% en los tres primeros trimestres del año, en relación con el mismo lapso del 2015.

Si entonces llegaron 344 mil, hoy se contabilizan solo 198 mil.

Los ingresos y las utilidades de la firma de televisión de paga se redujeron a cuatro millones 219 mil 500 y 756 mil 200 respectivamente.

La razón, en este último caso, de acuerdo al director de Operaciones de Megacable, Raymundo Fernández, se deriva de haber sacado del aire en septiembre los canales de Televisa Network.

Se diría, pues, que le falló la estrategia para modificar la programación al perder justo los canales de mayor audiencia de acuerdo a las encuestas del Instituto Federal de Telecomunicaciones.

SME ya listo. Con una tercera parte de los 15 mil trabajadores que se negaron a cobrar su liquidación al cierre de Luz y Fuerza del Centro, el Sindicato Mexicano de Electricistas participará a partir de diciembre como proveedor de energía eléctrica de cara a los usuarios de la Ciudad de México y las entidades federativas en México, Puebla, Tlaxcala e Hidalgo.

Como usted sabe, éste se asoció con la empresa portuguesa Mota-Engil, colocando como aportación plantas entregadas en comodato por el gobierno, entre ellas la tradicional hidroeléctrica de Necaxa.

Estas se mantenían en desuso.

La obligación de la firma conjunta es modernizar y reconfigurar la estructura.

Puerto Unión. Quien se acaba de integrar a las Zonas Económicas Especiales, concretamente a la del puerto de Lázaro Cárdenas, Michoacán, es Puerto Unión, ubicado en la zona de Guerrero.

Se calcula que en la zona se apunten unas 250 empresas para aprovechar la conexión.

La posibilidad habla de capital chino, suizo, indio y, naturalmente, estadounidense.

Ambos puertos tienen cara al Pacífico.

¿Y ahora qué?

El tradicional pretexto de la Comisión Federal de Electricidad para justificar sus pérdidas apuntaba a la necesidad de desviar recursos para equilibrar el gasto en materia de jubilaciones y pensiones, lo que finalmente se atenuó vía un arreglo con sus trabajadores para modificar el régimen, y un subsidio de la Secretaría de Hacienda.

Sin embargo, la empresa sigue en números rojos.

En contraste con las utilidades del segundo trimestre, la CFE registró en el tercero una perdida de seis mil 898 millones de pesos.

albertobarrancochavarria0@gmail.com

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