Hoy se conmemora el Día Mundial contra la Trata de Personas. Esta espantosa práctica es considerada un crimen internacional y por desgracia, según el informe global sobre trata de personas de la ONU de 2014 (el Informe) se presenta virtualmente en todos los países de todas las regiones del mundo. Una de las características más destacables es el hecho de que el tráfico de personas traspasa fronteras; es decir, es transnacional e, incluso, transrregional, lo que significa que el origen y destino de las personas víctimas de trata traspasa fronteras e incluso continentes. En México sabemos que cada año madres provenientes del triángulo norte de Centroamérica realizan una marcha a lo largo de nuestro país en busca de sus hijas e hijos. Es decir, la trata de personas está estrechamente vinculada al fenómeno migratorio irregular y a la desaparición de personas.

Los y las migrantes de Centroamérica, con mucha frecuencia, son víctimas de detenciones a manos de agentes estatales mexicanos que posteriormente las “venden” a los traficantes. También, desde luego, la captación es realizada, con muchísima frecuencia, por agentes delincuenciales sin intervención de agentes estatales. La suerte de esas personas es desconocida por sus familiares, y es por eso que vienen a nuestro país a buscarlas.

Por eso puede afirmarse que con frecuencia la desaparición forzada y la trata confluyen. La desaparición se da cuando agentes del Estado, o particulares con la apoyo o aquiescencia de agentes del Estado, privan de la libertad a alguien y después se niegan a reconocer la privación de la libertad o a dar información sobre la suerte o paradero de la persona. Así, cuando se presente esta conducta, y además la víctima es entregada a agentes delincuenciales con fines de explotación, se configuraría también la conducta de trata de personas.

Debe destacarse que la explotación no se limita al ámbito sexual, sino también al laboral, como los trabajos forzados. Muchas y muchos jóvenes en nuestro país son explotados tanto sexual como laboralmente, y lo peor de todo es que en grandes proporciones, las víctimas son niñas y niños. De acuerdo con el Informe, se considera que más de 50% de las víctimas de trata son explotadas sexualmente. Sin duda, son las mujeres las que en mayor medida (97%) son víctimas de explotación sexual, y los hombres los que en mayor medida son víctimas de explotación laboral (65%). Del mismo modo, la mayoría de los agentes delincuenciales involucrados en esta práctica son hombres (72% según el Informe).

Uno de los factores que el Informe subraya es la prevalencia de la impunidad a nivel mundial. En México, por ejemplo, en materia de desapariciones, la impunidad no es que sea generalizada, sino que es prácticamente absoluta.

Según el Informe, en las Américas, es la explotación laboral la que es preponderante, aunque sin duda la explotación sexual es también muy frecuente. Entre 67% y 70% de las víctimas son explotadas laboralmente y el resto sexualmente en nuestro continente. Esto es importante destacarlo, dado que en nuestro país existe la tendencia a pensar que la trata de personas principalmente se limita a la explotación sexual.

Uno de los factores que favorecen estas prácticas es la errónea tipificación de los delitos. En el caso de la desaparición forzada, la legislación federal y la mayoría de las legislaciones estatales contienen malas definiciones. Ni la legislación federal, ni la inmensa mayoría de los estados de la República tipifican la desaparición perpetrada por particulares. Esto está en proceso de corrección, por fortuna, dado que está en gestas la Ley General contra la Desaparición Forzada y Desaparición por Particulares en el Senado de la República. Hacemos votos porque esa Ley tenga un final feliz y sea aprobada en el próximo período de sesiones del Congreso de la Unión.

Vicepresidente del Comité contra las Desapariciones Forzadas de la ONU.

@CORCUERAS

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