Ni Juan Gabriel. ¿Imaginas a algún político de los que conoces —no importa el partido— llenando siete veces el Auditorio Nacional en menos de un mes? ¿Te parece que alguno tiene el arrastre —sin despensas, mochilas ni boletos de cine— para conseguir una firma de apoyo por minuto sin dormir de aquí al 31 de marzo? Pues estas reglas son las que ellos pusieron para permitir que los ciudadanos libres de cualquier partido político puedan  ser registrados como candidatos independientes en la boleta de votación por la Asamblea Constituyente.

Estos políticos diseñaron un adefesio antidemocrático con el que colocarán por dedazo en la Asamblea Constituyente a diputados y senadores de sus bancadas, además de otorgar, de entrada, seis espacios para los cercanos a Enrique Peña Nieto y otros seis para los allegados a Miguel Ángel Mancera. Con este grupo predeterminado por sus cúpulas controlarán a 40 de los 100 asambleístas que escribirán y votarán la primera Constitución de la Ciudad de México. Los otros 60 asambleístas serán electos el 5 de junio de este año por los capitalinos. Las opciones que tenemos están entre los otros políticos que los partidos postulen, algunos ciudadanos públicamente identificados que “generosamente” coloquen algunos partidos en sus listas y los ciudadanos que sin ningún apoyo de partidos estén dispuestos a contender. El cargo de asambleísta constituyente es totalmente honorario, sin pago alguno, lo que implica que el trabajo de quienes no cuentan con los ingresos que reciben de sus partidos o de sus otros cargos políticos, trabajarán voluntaria y gratuitamente en este importante proceso de dotarnos de reglas propias.

¿Dejarnos llevar por el canto de las sirenas? No hay panaceas. Un candidato independiente no es garantía de pureza. Sin embargo, con las reglas electorales y los vicios partidistas, cualquiera sabe que dentro de un partido político hay que estar dispuesto a romper principios, o cuando menos a tolerar corruptelas. El sistema de partidos está diseñado para competir con fuerzas clientelares más que con voluntades libres. Los ciudadanos respetables que acepten ir de candidatos sin militar por algún partido pero abanderados por éste, habrán de ser muy cautelosos en el proceso electoral, pero aún más en el proceso de elaboración de la Constitución.

Caballos de Troya con alma independiente. Varios ciudadanos están dispuestos a correr la carrera de obstáculos para ir como candidatos independientes. Brincaron ya el primero que los obligó a constituir asociaciones civiles con registro notarial, lo cual representó gastos y trámites absurdos que han cubierto ya. Pese a las impugnaciones que el PAN, PRD y Morena interpusieron para dificultarles más el camino, al menos el Instituto Nacional Electoral eliminó el requisito de que acompañaran estas 74 mil firmas con una copia de la credencial de elector de cada uno de los firmantes. Otro obstáculo superado fue que a los ciudadanos se nos permitió otorgar la firma a cinco de los aspirantes a candidatos independientes, para que en las urnas tengamos alguna posibilidad real de votar por alguno de estos ciudadanos libres de partido.

¿Harán algo distinto a un candidato de partido? Entre los 74 aspirantes a candidatos independientes debe haber un poco de todo. No falta que alguno con sangre partidista se quiera colar por la ruta independiente (conocemos ya algunos que lo lograron). Habrá que estar atentos.

En contraste, vale la pena dar seguimiento a las cinco fórmulas del grupo #TU constituyente que está avalado por organizaciones como el Instituto Mexicano para la Competitividad, México Unido Contra la Delincuencia, Dejemos de Hacernos Pendejos, Fundar, Bicitekas, por mencionar algunas. Sus cinco fórmulas están integradas por ciudadanos que tienen una trayectoria limpia, productiva y sin vínculo alguno con los poderes fácticos. El promedio de edad de estos candidatos no rebasa los 40 años, sus especialidades son diversas y necesarias para la ciudad: desarrollo urbano, transparencia y rendición de cuentas, desarrollo social, movilidad, democracia participativa, competencia, equidad de género y libertad de expresión. Otro ejemplo atractivo es la candidatura de David Domínguez quien junto con otros activistas impulsó sin descanso la reforma política que hoy en día permite que las candidaturas independientes sean una realidad.

Seguramente, si ellos consiguen ser asambleístas independientes electos el 5 de junio, impulsarán mecanismos de participación ciudadana más abiertos y trabajarán por colocar contrapesos a las cúpulas partidistas y a los poderes de facto. La oportunidad está abierta. Hagamos la prueba.

Analista política y activista ciudadana

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