La calidad del aire no ha mejorado en la zona metropolitana del Valle de México desde que se ha implementado el No Circula, lo único que ha funcionado, pocas veces por desgracia, es la lluvia o el viento; debemos dar las gracias a Ehécatl y a Tláloc. No es que el esfuerzo sea malo en sí, pero es netamente insuficiente y el ejemplo del Valle de México debe inspirar a todos los ayuntamientos del país. Echar la culpa a los coches y solamente a los coches no es la solución. Todas las medidas restrictivas han tenido poco efecto por la sencilla razón de que hay otras fuentes de contaminación. El Sistema de Monitoreo Atmosférico (Simat) nos dice que el número de partículas en suspensión en el aire, incluso las más peligrosas por más finas, no ha bajado, porque siguen emitiendo las otras fuentes contaminantes.

Resulta que en febrero, o sea dos meses antes de que el Valle entrara en crisis ambiental permanente (o proclamada porque, posiblemente, existía desde antes) el Centro Mario Molina había publicado un documento importante intitulado Mejorar la calidad del aire en el Valle de México es urgente y un gran reto para la sociedad. Repito: eso vale para toda la República y todos los países. El Centro ofrece un programa integral con acciones de largo plazo, seis medidas estratégicas para solucionar un problema vital, ya que se trata de la salud de todos.

1) Acelerar el desarrollo de un verdadero sistema de transporte público de calidad y, lo más importante, a escala de toda la zona metropolitana. Si la Ciudad de México se encuentra en déficit en este aspecto, la conurbación que depende del Estado de México tiene un déficit del 80%, o sea, vive una situación terrible.

2) El uso racional del auto (eso depende del punto 1) y el desarrollo de tecnologías limpias. ¡Cinco millones de vehículos en el Valle!

3) La reducción drástica de las emisiones que provienen del transporte federal de carga que se encuentra actualmente sin ningún control y en pésimas condiciones materiales. 300 mil vehículos…

4) Garantizar la honestidad de un servicio de verificación vehicular modernizado con normas revisadas, tanto para los vehículos particulares, como para autobuses, peseros, camiones de carga.

5) Reducir la emisión de contaminantes por parte de las industrias que producen actualmente la tercera parte de los compuestos orgánicos volátiles, 75% de los óxidos de azufre y las partículas PM 2.5. que son las más peligrosas porque llegan al fondo de los pulmones y a la sangre. Idem para la producción y distribución de combustible. Pemex no ha cumplido con el programa de mejor calidad de la gasolina y las gasolineras, en su tecnología presente son una gran fuente de emisión. Finalmente, hay que educar a la sociedad para que deje de incendiar bosques, pastizales, los acotamientos de carreteras y autopistas, basureros, llantas, etcétera.

6) Contener la expansión de la mancha urbana, empezando por la formulación de un Programa de Ordenamiento Territorial a escala metropolitana. Una tarea digna de Hércules. El regente Uruchurtu fue el último que intentó parar la mancha urbana cuando tenía poco más de cinco o seis millones de habitantes. No sabemos si somos hoy 20, 25 o más millones, puesto que la Ciudad de México está a punto de unirse a Toluca y Pachuca o Cuernavaca.

Admirable programa fundado en un diagnóstico muy serio. ¿Lo tomarán en serio las diversas instancias de gobierno en todos sus niveles, lo tomará en serio la sociedad? Tengo mis dudas cuando veo como talan los árboles en la Ciudad de México o en la vía rápida Toluca-Atlacomulco. Más dudas aún cuando me entero de que una compañía minera, el Grupo México, en Angangueo, tiene permiso para trabajar en la reserva de la Biosfera, el cada día más reducido refugio de la mariposa monarca. Excavadoras, trituradoras en un santuario. Todo un símbolo.

Investigador del CIDE

jean.meyer@cide.edu

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