¿Cuántos días “buenos” en lo que va del año para los habitantes del Valle de México? Veinte. La crisis ambiental afecta con más gravedad, según la Organización Mundial de la Salud, a Monterrey, Toluca, Salamanca, León, Irapuato y Silao. Me temo que Guadalajara, y otras ciudades, deberían entrar en la lista. Estas ciudades, además del problema del ozono, sufren una alta concentración de partículas finas capaces de penetrar profundamente en los pulmones y la sangre. Las industrias no son menos responsables del fenómeno que los carros. No se trata de satanizar las indispensables industrias que hacen de México un país desarrollado, sino de convencer al gobierno y a los industriales que las fábricas necesitan filtros, por más costosos que sean.

No es consuelo saber que el fenómeno es mundial, como lo manifiesta la Base global de datos sobre la polución del aire en ambientes urbanos que acaba de publicar la OMS, sobre 3 mil ciudades en 103 países. El informe concluye que la contaminación del aire afecta a ocho de diez citadinos. India, Pakistán, China, Irán y los países del Golfo Pérsico son los más afectados, pero faltan datos para África. La ciudad con más partículas en suspensión se encuentra en Irán, con una tasa siete veces superior a la de Monterrey, luego siguen las ciudades de Peshawar en Pakistán y Allahabad en la India. En cinco años, a nivel mundial, la concentración de las malditas partículas subió en casi 9%, en promedio.

En 98% de las ciudades de más de cien mil habitantes de los países pobres o intermedios, la tasa máxima fijada por la OMS está rebasada. En Pakistán, Afganistán, la India, el aire urbano es irrespirable. Idem en la capital de Arabia, Riyad o en Bahrein —en estos casos, no es un problema de dinero—. En China, 40 grandes ciudades se encuentran en la misma situación y no será fácil remediarla, porque las centrales queman carbón, la gente cocina y se calienta con carbón y la creciente clase media quiere coches y más coches.

Los buenos alumnos son Australia, Canadá, Estonia, Finlandia, Irlanda, Islandia y Nueva Zelanda. En los países desarrollados se nota una mejoría; sin embargo, París se encuentra en medio de la región más contaminada de Francia, con tantos pesticidas en el aire como en las grandes llanuras vecinas: el granero de Europa. Así como en la Ciudad de México, las partículas de las fábricas del Estado de México no se paran en el Periférico, a París le llegan con el viento pesticidas y herbicidas.

Esa contaminación urbana universal es muy peligrosa porque provoca enfermedades respiratorias, cardiovasculares y cáncer del pulmón. Según la OMS, mataron, en 2012, a 4 millones de personas. La OMS insiste en el papel de los Estados y de los ayuntamientos. “Cuando la calidad del aire mejora, los costos sanitarios ligados a las enfermedades conectadas con la contaminación bajan; la productividad de los trabajadores y la esperanza de vida aumentan. La reducción de la contaminación atmosférica es además positiva para el clima”, comenta el doctor Carlos Dora, de la OMS.

Que el Estado de México y la CDMX, Guanajuato y los ayuntamientos, el gobierno de Nuevo León y la ciudad de Monterrey, los ayuntamientos de Guadalajara y Zapopan despierten y no se limiten a programas Hoy No Circula que han demostrado que tienen límites. Deben abrir otros frentes de guerra: industrias, basureros, aguas contaminadas, producción de energía, conservación del bosque y de los árboles en las ciudades, revisión honesta no solamente de los carros individuales, sino de todo el transporte público federal y calidad de combustibles. José Luis Luege nos enseñó que si bien los combustibles importados de EU cumplen con la norma de bajo azufre, los nuestros no lo hacen: “siguen con contenidos muy altos de azufre y no cumplen ni las normas mexicanas y menos las internacionales”.

Investigador del CIDE

jean.meyer@ cide.edu

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