En treinta años el mundo ha cambiado. Sí y no. Tengo a la vista unos ejemplares del diario francés Le Monde, de la primera semana de diciembre de 1985. En primera plana uno puede leer “Una entrevista con el cardenal Lustiger. Dice que es imposible dar marcha atrás después de los logros del Concilio Vaticano II. La desacralización en Occidente no ha sido una liberación”. Es exactamente lo que piensa y dice hoy el papa Francisco. Coincidencia, el 2 de diciembre de 1985 se clausuraba en Roma un sínodo extraordinario de obispos. Hace poco acabó otro sínodo extraordinario convocado por el Papa argentino.

“El fin del sueño quebequense. Con la derrota electoral del Partido Quebequense, la más turbulenta de las provincias canadienses abre una nueva página de su historia”. En las elecciones de hace cuarenta días triunfó el partido liberal en Canadá, como el 2 de diciembre de 1985, y si la independencia tiene todavía partidarios en Quebec, no hay mayoría separatista. El flamante primer ministro de Canadá es el hijo de Pierre Elliott Trudeau, primer ministro en los años 1970-1980.

“Kuweit: el emirato sin despotismo. Esos príncipes del petróleo que se atreven a ser demócratas”. Es lo que dicen ahora, tanto para Kuwait como para Qatar. A la diferencia de hoy, hace treinta años, los dos poderosos vecinos de Kuwait, Irán e Irak estaban en el quinto años de una terrible guerra que duró hasta 1988. EU apoyaba a Irak en la esperanza de derrocar al régimen iraní. Eso sí ha cambiado, pero sigue válido lo dicho por el ministro de Relaciones de Kuweit en cuanto al terrorismo: “No acusamos nunca ni a Irán, ni a Siria. Más bien tenemos que enfrentar un terrorismo que se ha vuelto un medio de expresión internacional, una enfermedad endémica de los tiempos modernos”.

A propósito de Irán, el martes 3 de diciembre 1985: “La designación del ayatola Montazeri para suceder al gran ayatola Jomeini no pone fin a la lucha por el poder”. Cambiemos los apellidos y el encabezado sigue válido, porque perdura la guerra entre religiosos conservadores y partidarios de alguna apertura.

“La URSS encontrara la respuesta adecuada a la guerra de las estrellas del presidente Reagan, declara Mijaíl Gorbachov frente al Soviet Supremo”. Gorbachov sigue en vida, defendiendo intelectualmente su Perestroika, pero el presidente Vladimir Putin bien puede decir que encontró la respuesta adecuada a la guerra que no ha dejado de hacer EU a su Rusia, heredera de la URSS, y ha repetido varias veces las palabras del mariscal Ajromeyev (diciembre 1985): “Existen en EU y en otros países de la OTAN fuerzas influyentes que quieren ignorar las realidades objetivas y buscan realizar una política que aumenta las amenazas”.

No menciono los encabezados que tienen que ver con Francia porque nada ha cambiado de modo que uno tiene la impresión de leer un diario de diciembre de 1985. Sí, mencionaré uno, porque como historiador me importa mucho. El sábado 30 de noviembre Le Monde anunciaba “La muerte de Fernand Braudel. Un príncipe de la historia”. En diciembre de 2015, a treinta años de distancia, lo recuerdan como un “historiador global, con un pensamiento a la escala del mundo que sigue inspirando a muchas escuelas históricas”. Doy a leer a mis estudiantes su Dinámica del capitalismo, constantemente reeditado por el Fondo de Cultura y sé de profesores de Economía de la UNAM que dan a leer éste y otros libros del gran historiador. Inspira a famosos economistas franceses, también traducidos por el Fondo, como Pierre-Noel Giraud y Thomas Piketty . Heredero de Marc Bloch y Lucien Febvre, fue uno de los fundadores de la “nueva historia” y durante treinta años el animador de la “Escuela de los Anales”, inseparable de las Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales que presidió de 1956 a 1972. Le debo mi entrada al Colegio de México en 1965, hace cincuenta años…

Investigador del CIDE

jean.meyer@cide.edu

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