¿Y si a ese Algo invisible que nos habla en ocasiones, nos atreviéramos a responderle?
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Como con los terremotos, por más firme que parezca el suelo que pisamos, estamos rodeados de fuerzas ocultas que en cualquier momento pueden manifestarse.
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Su incapacidad para emitir juicios, se le había convertido en una forma de mirar a los demás.
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El combate más recio es el que podemos librar con nosotros mismos.
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Habría que esperar, y luego esperar y esperar.