Es fácil dar por hecho que los aviones guardan la cantidad de oxígeno necesaria para garantizar tu seguridad en caso de una emergencia. De hecho, lo más lógico es pensar que almacenan tanques parecidos a los que utilizan los buzos. Pero no es así.

Para empezar, cabe recordar durante un vuelo, se alcanzan alturas donde la presión atmosférica es menor y el aire se vuelve insuficiente; por eso están presurizados, para recrear un ambiente similar al que existe a menor altura. Las mascarillas sirven para ayudarte a respirar si se presenta una despresurización. Es decir, aquella famosa (en la que el personaje de Brad Pitt le dice al de Edward Norton que las mascarillas tienen como objetivo drogarte) no es verdad.

Cargar tanques de oxígeno sería poco conveniente, pues ocupan mucho espacio y son muy pesados, de acuerdo con el diario . Por eso, la solución de los aviones es crear su propio oxígeno.

Según explica el sitio web , las mascarillas de oxígeno funcionan gracias a una pequeña reacción química, la cual se forma a partir de diversos compuestos no gaseosos que son ricos en oxígeno, como el clorato de sodio, peróxido de bario y perclorato de potasio.

Cuando tiras de los cordones de la mascarilla (como indican las sobrecargos), ese movimiento crea una pequeña explosión que a su vez genera el calor necesario para que las sustancias químicas liberen oxígeno. Al activar la mascarilla, incluso es posible percibir un olor a quemado.

Ante una pérdida de presurización, tienes como máximo 30 segundos para empezar a usar la mascarilla de oxígeno . La reacción química es capaz de suministrarte oxígeno por 15 o 20 minutos como máximo. Sin embargo, normalmente este lapso es suficiente para que el avión alcance la altura requerida para que respirar naturalmente sea posible.

Según el sitio , una aeronave promedio puede tener cuatro mascarillas de oxígeno por fila de asientos.

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