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Con un cierre espectacular y apenas una centésima de segundo como ventaja, Fabiola Ramírez conquistó la medalla de bronce en los 100 metros dorso S2, lo que la convirtió en la primera atleta de la delegación mexicana en subir al podio en los Juegos Paralímpicos Tokio 2020.
El triunfo no sólo representó un logro deportivo que inspiró a la delegación, sino también un instante de emoción que la llevó a las lágrimas y a vivir uno de los días más felices en su vida.
“Tokio ha sido la mejor experiencia; estar ahí fue muy difícil, por la pandemia. Llegué clasificada en el séptimo lugar y el objetivo era el cuarto sitio. El día de la competencia, di todo, vi la pantalla con el número tres y mi nombre... Ahí entendí que también se llora de alegría”, mencionó.
Ramírez, quien en tierras japonesas disputó un par de pruebas más, recordó el momento en el que vio colgar el tan ansiado metal en su cuello, mismo que —por las restricciones de la pandemia de Covid-19— le fue entregado nada menos que por su madre.
“Un mes antes de mi clasificatorio a los Juegos Paralímpicos, mi mamá tuvo Covid-19; llegó a necesitar oxígeno y estuvo grave. En la premiación en Japón, mi entrenador permitió que ella me colocara la medalla por las restricciones. Ese gesto marcó el momento y lo hizo aún más inolvidable”, dijo.
La experimentada deportista, quien suma cuatro ediciones de los Juegos Paralímpicos: Beijing 2008, Río de Janeiro 2016, Tokio 2020 y París 2024, recalcó el esfuerzo de los atletas y aseguró que entregan todo por México.
“Yo salgo a la alberca con mucho amor y pasión. Es una responsabilidad importante. Los atletas paralímpicos nos enfrentamos a todo sin miedo”, sentenció.
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