¡Sobreviví! De hecho no me fue tan mal con el huracán y lo único que pasó fue que llegué una semana después a México y que terminé visitando Vancouver. ¡Corrí con suerte!

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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En Vancouver descubrí lo que muchos me habían contado: Canadá es un gran lugar, y “Van” es hermoso. De las cosas que más llamaron mi atención —además de la amabilidad de su gente, su arquitectura impecable y su amplia oferta gastronómica— fue el gran compromiso que tienen con el medio ambiente. En nuestra visita fuimos a varios museos y en todos encontramos un movimiento alrededor de la ecología y la sustentabilidad . Esto me llevó a cuestionarme más mi manera de consumir belleza y moda en torno a un mundo que cambia drásticamente. En este espacio ya hemos hablado de métodos para ser más sustentables a la hora de vestir y comprar, les he dado tips y y hasta les he hablado de marcas eco friendly que ofrecen nuevos productos y modos de producción más amigables con el planeta. Sin embargo, jamás hemos hablado de aquellas marcas que ya están establecidas y que deberían replantearse la manera de seguir su negocio.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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En una de las exposiciones me encontré con una instalación que se llamaba “Todos estamos en el mismo barco” y, claro, ese barco se está hundiendo... en plástico , principalmente. En otra parte de la exposición encontré que hay estudios que establecen que micro partículas de plástico están “disueltas en el agua de todo el ecosistema” y que provienen de la ropa, ya sea de los procesos de fabricación, de los textiles y de cada vez que lavamos nuestras prendas (sí, también lavar la ropa contamina el planeta). El plástico , aunque se recicle , no desaparece del ecosistema y sigue contaminando. Tampoco pretendo satanizar de ahora en adelante todo lo referente a la industria de la moda y la belleza , pero sí me llevó a preguntarme qué más están dispuestas a hacer las marcas —y los consumidores— para salvar el barco. Si se hunde, nos hundimos todos.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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Una de las tantas cosas que vino a mi mente fue que las firmas de belleza podrían usar los envases que ya tienen sus clientas leales (como yo) y ofrecer un refill en sus tiendas. Así estaríamos mega felices con nuestros productos predilectos sin necesidad de generar más plástico . Nadie necesita un bote nuevo cada vez que se compra una cremita . Entiendo que esta iniciativa tiene implicaciones en logística y economía, inclusive en el modelo de negocio, pero ¿de verdad no creen que valdría la pena hacer estas modificaciones con tal de salvar al planeta?

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

 

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Me encantaría que, a través de esta columna, se cuestionaran más acerca de su consumo, sobre todo en estas dos áreas de nuestra vida diaria ya que implican nuestro cuidado personal y vestimenta. ¿Cómo podríamos hacer equipo con las marcas para generar cadenas de consumo más sustentables? Estaría padrísimo compartir estas ideas y soluciones con las marcas y ver el modo de generar cambios reales para no terminar de destruir nuestro único hogar. ¿Qué opinan?

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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Con cariño,

Gina

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