Aquí los buques navegan con la frecuencia de los peces, el estruendo de su marcha sorprende a cualquiera, sin embargo, un grupo de casi 100 personas mantiene firme su concentración y armonía en los instrumentos que tocan. Se trata de la . Ensayan a un costado de la bahía, en el Rady Shell, un espectacular escenario al aire libre donde comulgan las joyas de esta ciudad californiana: los atardeceres, el mar y la música.

Después de 23 años, la Sinfónica de San Diego se presenta en Tijuana, el 2 de noviembre como parte de los festejos del Día de Muertos. El grupo no lo ha tomado a la ligera, quieren que sea una noche impecable. Así lo transmite Rafael Payare, el director de la Orquesta. Ensayan por segunda vez en el día, a pesar de que el sol no da tregua.

Payare tomó la batuta de la Sinfónica en 2021. Es un joven director venezolano que ha causado euforia, no sólo por su innegable carisma sino por su talento artístico. Ha colaborado con importantes orquestas de la talla de la Sinfónica de Boston, Chicago o la Filarmónica de Viena, entre otras.

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El director Rafael Payare durante su presentación en el Centro Cultural Tijuana. Foto: Gary Payne
El director Rafael Payare durante su presentación en el Centro Cultural Tijuana. Foto: Gary Payne

Las últimas semanas han sido muy agitadas para la Sinfónica, un claro reflejo del gran momento que viven. El pasado 13 de octubre se presentaron en el mítico Carnegie Hall, tuvo que pasar una década para que esta Sinfónica volviera a resonar en la “Gran Manzana”. También tienen en puerta la inauguración del “California Festival”, una iniciativa musical que reunirá a más de 100 agrupaciones del estado.

Pero por ahora, la Orquesta Sinfónica de San Diego enfrenta otro reto: cruzar la frontera por San Ysidro, al igual que lo hacen más de 25 mil mexicanos cada día, con alrededor de 100 músicos y sus respectivos instrumentos. En el papel, la idea de realizar un concierto en el Centro Cultural Tijuana suena fácil, pues las ciudades sólo están separadas por 30 kilómetros, pero la realidad es que implica un importante esfuerzo de logística y planeación, y las autoridades tuvieron menos de cuatro meses para lograrlo.

“Queremos que este sea el comienzo de una relación, que tal vez podamos asistir unas tres veces al año. Uno de los sueños es que podamos formar una Orquesta binacional, tocar juntos en ambos lados, hacer música, pues eso no tiene fronteras. Sabemos que no es fácil y que hay muchas cosas por hacer, pero sería increíble”, comenta Payare, quien recibió formación de José Antonio Abreu, fundador de “El Sistema”, el famoso programa de enseñanza musical en Venezuela.

Para Martha Gilmer, CEO de la Orquesta Sinfónica de San Diego, el motivo para presentarse en Tijuana es muy claro: “Creo firmemente que la música es algo que le pertenece al mundo y debería ser lo más abierta y accesible. Desde aquí se puede ver Tijuana, la gente no es el problema; para hacer de esta región algo aún más importante debemos colaborar. Es importante que tengamos esa conexión, ese orgullo y respeto mutuo”.

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Alrededor de 100 músicos de la Orquesta cruzaron la frontera por San Ysidro para la presentación en Tijuana. Fotos: Gary Payne
Alrededor de 100 músicos de la Orquesta cruzaron la frontera por San Ysidro para la presentación en Tijuana. Fotos: Gary Payne

Gilmer ha revolucionado los cimientos de la Sinfónica de San Diego. Se incorporó en 2014, después de tres décadas de trabajo como vicepresidenta de Programación Artística de la Sinfónica de Chicago, y su administración no le tiene miedo a conquistar nuevos horizontes: en 2021 inauguraron el Rady Shell, un escenario que rápidamente se convirtió en un icono de la ciudad: “Es un recinto hermoso, ha hecho que la ciudad se sienta muy orgullosa. Hemos aportado a la comunidad, se ha convertido en un espacio donde las personas pueden reunirse, algunos hasta disfrutan de los conciertos desde sus botes”, cuenta Martha.

Apenas acababan ese proyecto, cuando ya se habían embarcado en otra misión: la renovación del hogar de la Sinfónica, el Jacobs Music Center. Con una inversión de 125 millones de dólares, transforman esta histórica sala, construida en 1929, en un espacio acústico digno de la calidad artística que hoy ostentan. El objetivo es finalizar el proyecto en la primavera del 2024, trabajan de la mano con Akustiks, una destacada compañía especializada en el diseño acústico. Instalarán sistemas de audio de última generación, una terraza para coros, nuevos salones de ensayo y hasta butacas. Un nuevo microcosmos para la Sinfónica de San Diego.

“Si tienes un sueño lo suficientemente grande y te apasiona, como es nuestro caso, entonces necesitas entusiasmar a otras personas y conseguir que crean en ese sueño. Hemos sido muy afortunados, hemos recibido un enorme apoyo por parte de nuestros donadores. Cuando me dijeron que querían una instalación al aire libre nadie soñaba con algo como el escenario del Rady Shell, pero nosotros no dejamos de imaginar”, recuerda la CEO de la Sinfónica.

Donde la patria comienza

Se necesitaron tres autobuses y un tráiler para transportar a la pequeña tropa musical que es la Orquesta. Los instrumentos más pequeños viajaron junto a sus dueños, codo a codo en el asiento del bus; mientras que el órgano y algunos contrabajos entraron en el remolque. No querían dejar ni un engranaje fuera para la velada.

La iniciativa tuvo el apoyo del Consulado General de México en San Diego, el Centro Cultural Tijuana y la Orquesta Sinfónica, que lograron que esta presentación fuese gratuita para el público mexicano.

La expectativa fue mayor a lo que esperaban las propias autoridades. La primera persona en la fila para conseguir un boleto llegó tres horas antes. “Muy pocas veces tenemos acceso a eventos de esta calidad y menos gratuitos; es una oportunidad que no me podía perder”, comentó una asistente. “No sé nada de música clásica, pero quería vivir esta experiencia y más cuando me enteré que era una Orquesta del ‘otro lado’”, contó un señor de 59 años.

Comentarios que recuerdan a las metas que el propio Rafael y Martha se han trazado: “Nuestra misión es atraer a nuevos públicos, lo estamos haciendo en San Diego, pero no es suficiente. Queremos que vengan diferentes generaciones, para inspirar a los niños y a sus padres a estudiar música, incluso si no llegan a ser músicos, simplemente que tengan música en sus vidas. Tenemos una orquesta excelente y queremos que el público se conecte con ella”.

A pesar de su motivación por cautivar a un mayor público, destaca que en la Orquesta sólo hay dos músicos latinoamericanos, incluyendo a Rafael. Sin embargo, el director aclara que en la Sinfónica no hay una cuota de nacionalidad o de género, sino que las personas son seleccionadas por su talento. Explica que durante las audiciones hay una especie de cortina con la que se evita conocer a la persona hasta que es seleccionada.

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A través de un programa dinámico, la Orquesta Sinfónica de San Diego no tuvo problemas en cautivar al público de Tijuana. Fue un recorrido electrizante de obras clásicas como “Also sprach Zarathustra” de Richard Strauss a propuestas contemporáneas como las piezas con toques latinos de David Chesky y una obra de la compositora mexicana Gabriela Ortiz, “Kauyumari”.

“No es ingenuo, la música realmente tiene el poder de curar o hacer que la gente deje a un lado las diferencias porque cuando tocas debes estar en armonía, escuchar al de al lado para mantener el equilibrio. Tal vez, en el futuro la gente empiece a pensar de esta manera para resolver sus problemas”, cuenta Rafael Payare.

La sala del Centro Cultural Tijuana estaba repleta, más de 900 personas seguían con vehemencia los movimientos de Payare, sus manos parecían bailar en el aire pero le hablaba a sus músicos, y entre cada nota envolvían más al público que, por un momento, también lograron ser cómplices de ese torrente de creatividad.

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