"El mundo del arte generalmente es injusto", afirmó el comisario jefe de la Bienal de Sao Paulo, el español Gabriel Pérez-Barreiro, quien ha reinventado el modelo de la muestra al invitar a siete artistas a compartir la función de curador para una mayor variedad.

La Bienal de Sao Paulo inicia su trigésima tercera edición este viernes con la exhibición de unas 600 obras firmadas por un centenar de artistas y un presupuesto de 26 millones de reales (unos 6.3 millones de dólares).

Bajo el lema "Afinidades Afectivas", Pérez-Barreiro se propuso este año invitar a otros siete comisarios con la particularidad de que estos también son artistas.

Su misión ha sido montar su propia exposición con la condición de incluir su obra en diálogo con el resto de las creaciones que seleccionaron de otros colegas, apartando así la figura de un comisario único que imponga sus ideas.

"Me parece que el mundo está lleno de personas con megáfonos hablando demasiado y que el arte lo que interesa es que sea un proceso más cercano a la gente, al artista, más diversificado", subrayó Pérez-Barreiro, quien ha coordinado el programa de la Bienal, que estará abierta al público hasta el 9 de diciembre.

Los siete artistas-comisarios son la argentina Cl audia Fontes, el uruguayo Alejandro Cesarco, los brasileños Sofía Borges y Waltercio Caldas, el español Antonio Ballester, la sueca Mamma Andersson y la estadounidense Wura-Natasha Ogunji.

Pérez-Barreiro también escogió otros doce proyectos individuales, entre los cuales rescata, en homenaje póstumo, el trabajo del guatemalteco Aníbal López (1964-2014), el paraguayo Feliciano Centurión (1962-1996) y la brasileña Lucía Nogueira (1950-1998).

"El mundo del arte generalmente es injusto y conocemos casos, Van Gogh y tantos otros, que sus vidas fueron penosas y solo póstumos se les reconoce, y ese es el caso de los tres artistas que están aquí homenajeados", explicó al argumentar su concepto de Bienal como "una gran plataforma" para hacer ese ejercicio de recuperación histórica.

"La historia siempre se olvida de muchos, premia otros, esos premiados en diez años se les olvida, es decir, es un continuo, es un flujo y tenemos que entender eso y ver qué parte podemos dar para que eso sea un poco más justo", añadió.

Otro de los pilares de la edición de este año será la cuestión de la atención, en el marco de un "cambio profundo en la psicología de las personas desde la invención de las redes sociales" y por el hecho de tener "un teléfono que está conectado todo el tiempo", apunta.

"Creo que estamos empezando a ver los resultados nefastos de eso en cuanto al aumento a la intolerancia y en cuanto a la idea de un excesivo narcisismo", analiza.

En su opinión, el arte "antes que nada es un ejercicio de atención " y bajo esa premisa hay que entenderlo como algo que "no te quiere vender nada, ni convencer de nada".

akc

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