El se convirtió este año en la casa oficial de 651 obras y objetos que representan la mitad de la colección de arte del poeta ; su sobrino y heredero, Carlos Pellicer López, las donó al país. Una selección de 173 piezas se exhiben por primera vez en la muestra Carlos Pellicer. Amistad y memoria, entre éstas hay dos bastidores vacíos, que conviven con obras de José María Velasco . No se trata de un error museográfico, sino de una denuncia de robo de arte.

En octubre de 1976, ladrones entraron a la casa del escritor en Sierra Nevada (Ciudad de México) para robar diez obras del pintor mexicano José María Velasco que formaban parte de la colección particular del poeta. De entre las diez piezas robadas destacan dos cuadros, el más grande de 97 x 72 cm y el otro de 64 x 45 cm. También se llevaron dos paisajes hechos en cartoncillos de 25 x 20 cm y seis tarjetas postales de 14 x 9 cm. Todos eran paisajes.

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“Él (Pellicer López) solicitó desde el principio de la donación que cuando se hiciera la exposición, se tendrían que mostrar los marcos porque es momento de denunciar”, dice la curadora del , Estela Duarte , en entrevista. La también amiga de Pellicer López explica que el heredero del poeta ha ido “año con año a ratificar la denuncia” y que al exhibir los bastidores en el museo, de alguna manera se “abre la ventana a la recuperación” de las obras que, en caso de ser recuperadas, pasarían directamente a formar parte del gran acervo del Munal.

En entrevista con EL UNIVERSAL, Carlos Pellicer López cuenta a detalle la historia del atraco: “fui, digamos, el primer testigo del robo”, dice y explica que aunque no identifica qué pudo haberlas hecho deseables, por encima de otras obras que poseía el escritor, afirma que la pintura de mayor tamaño era muy peculiar. Se trata de Velasco, Rubell y Landesio en Chapultepec, de 1871; es decir, un paisaje de Chapultepec con tres personas: Eugenio Landesio, maestro de José María Velasco; Santiago Rubell, compañero del pintor en la Academia San Carlos, y un autorretrato de Velasco. “Son tres personajes, digamos que es la única en la que Velasco hace acotación con los discípulos”, agrega Duarte. De acuerdo con el investigador del Instituto de Investigaciones Estéticas de la Omar Olivares Ciha, Landesio fue quien orilló a José María Velasco a hacer paisajismo e ilustración científica.

Se dice que este robo llevó a Pellicer a su muerte —falleció cinco meses después—; sin embargo, su sobrino relata su visión de cómo afectó el atraco al escritor.

¿Por qué decidió conservar los marcos de las pinturas?

—Me pareció muy importante porque son un testimonio invaluable, lo más directo de ese robo. Estos dos bastidores tienen restos de las pinturas originales de Velasco porque fueron cortados del bastidor. Es muy importante porque en algún momento en que las pinturas aparecieran públicamente, sería muy fácil constatar que a esas pinturas les faltan pedazos a su alrededor.

¿Recuerda el día del robo?

—Para mí fue muy de primera mano. Las casas en Sierra Nevada , la de mi tío y la de mis papás —donde yo crecí— eran casas contiguas que además se comunicaban por dentro. Ese medio día yo estaba comiendo en la casa de mi mamá y ahí entró una llamada de Chabetita, que era el ama de llaves de la casa de mi tío. Ella estaba sola porque mi tío había salido a comer. Cuando ella abrió la puerta, la maniataron, la amarraron en una silla, mientras los ladrones robaban los cuadros. Cuando ella pudo acercarse a un teléfono, nos marcó y yo entré por una de las azoteas de la casa y ya vi el desastre que había en la biblioteca donde estaban estas diez obras de Velasco e inmediatamente bajé a soltar a Chabetita. Claro que fui, digamos, el primer testigo del robo.

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OBRAS DE ARTE
de José María Velasco fueron robadas en 1976, de la casa de Carlos Pellicer.

¿Chabetita le contó cómo fue el robo, quiénes eran los ladrones?

—No. Lo que sí quedó claro era que eran personas que iban solamente a robar estos diez cuadros de Velasco, porque junto a estos cuadros también había de Diego, de Orozco y esos ni los tocaron. Pareciera que era un encargo.

"Son un testimonio invaluable, lo más directo de ese robo. Porque estos dos bastidores tienen restos de las pinturas originales de Velasco”

¿Quién y cómo le dio la noticia a Carlos Pellicer?

—No recuerdo porque inmediatamente fui a dar parte del robo. Reporté el robó con el Procurador General de Justicia de aquel tiempo, que era d on Pedro Ojeda Paullada. Esto lo hice en casa del entonces presidente don Luis Echeverría. Fui corriendo inmediatamente, yo sabía que Ojeda Paullada estaba ahí porque me dijeron “ve inmediatamente a hacer esta denuncia directamente con él, él está ahorita en casa del Presidente”.

¿Qué le dijeron las autoridades en ese momento?

—Que se iba a investigar. Se investigó por mucho tiempo, pero nunca hubo un resultado. De pronto he tenido llamadas de personas que me dicen que les han ofrecido algunos de estos cuadros, pero claro, al darse cuenta de que son cuadros robados, inmediatamente cambian el tema porque se dan cuenta de que están en una situación muy comprometida.

¿Cuántos años duró la investigación?

—No sé exactamente, habrá durado uno o dos años. El delito de robo prescribe, pero lo que me da tranquilidad es que nunca prescribe la propiedad del objeto robado. O sea, en el momento en el que el objeto vuelva a aparecer en público, pues hay que devolverlo al dueño original. Por eso me gustó que estos bastidores ya estén en el Munal, porque así, cuando reaparezcan, se vayan directo al Museo Nacional de Arte.

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¿O sea que aún mantiene esperanza de encontrarlos?

—Pues mire, muy vaga. Lo que sí me da gusto es que con este hecho difícilmente podrán sacarlos al público, porque en cuanto aparezcan va a haber una referencia muy clara a que son esos cuadros que están faltando en los bastidores.

¿Cuál fue la reacción de Pellicer ante el robo?

—Él se deprimió mucho. Estaba muy triste porque se dio cuenta de que alguien que conocía bien la casa, que había estado ahí algunas veces y que conocía bien la absoluta falta de seguridad que había en esa casa, había sido quien había instruido el robo. Le dio mucha pena por sentirse defraudado por un amigo.

Dicen que el robo aceleró la muerte de Carlos Pellicer

—Es muy difícil de saberlo. Mi tío cumplió 80 años dos o tres meses después del robo. Aunque tenía muy buena salud, era un hombre muy fuerte, se vino un problema digestivo inesperado. Le vino una peritonitis, hubo que operarlo de inmediato y a consecuencia de esa operación fue que murió un día después. Pero poderlo ligar al robo es muy difícil.

"Lo que sí quedó claro era que eran personas que iban solamente a robar estos diez cuadros de Velasco, también había de Diego, de Orozco y esos ni los tocaron”

El gran robo de arte a Carlos Pellicer sigue impune y sin pistas 46 años después
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Luces sobre el lago, obra de Velasco, de 1894. Foto: Del libro José María Velasco, de Fondo Editorial de la Plástica Mexicana (1997)

¿Tiene una teoría de por qué iban por esos cuadros?

—No. El más grande era un cuadro muy importante porque aparte de que era un paisaje muy bonito de Chapultepec, abajo, en unos ahuehuetes enormes, aparecen el maestro Velasco autorretratado y su maestro Eugenio Landesio. Ese detalle lo hace particularmente valioso, pero, en fin, nada raro. Eran muy buenos.

¿Cómo era la relación de Carlos Pellicer con Velasco?

—Era muy buena, le voy a decir por qué. Por ahí de 1944, cuando él era director de Bellas Artes, organizó la primera exposición de José María Velasco. El pintor sí se conocía en México, pero muy poco y fue gracias a esta exposición que se dio a conocer. Entonces se juntaron ahí en el Palacio de Bellas Artes un montón de cuadros; gran parte de esa exposición viajó luego al museo de Brooklyn. Fue el descubrimiento, por llamarlo así, de José María Velasco. Por eso la relación de mi tío con José María Velasco era muy buena.

¿Qué opinaba Pellicer de los paisajes de Velasco?

—Le encantaba. Además, ya que era muy amigo de , también aprendió todos los comentarios de Diego sobre Velasco. También por ese lado mi tío aprendió a sentirse más cercano a la obra de Velasco.

¿Recuerda las obras?

—Sí, perfecto. Seis eran unas obras pequeñitas de lo que le gustaba mucho pintar al maestro Velasco para regalar a sus amigos y conocidos, eran unas tarjetas postales de 14 cm x 9 cm. Al maestro Velasco le gustaba el tamaño y la cartulina de esas postales, le resultaba cómodo pintar de esas. Aquí se robaron seis. Había otros dos cartoncitos más gruesos, que deben medir unos 25 cm x 20 cm. Y los dos cuadros pintados sobre tela.

¿Ha hablado con la secretaria de Cultura sobre esto?

—No me han comentado. Me imagino que en cualquier momento se podría, pero no sé de todos esos recovecos legales.

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