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Los dibujos de Frida Kahlo nos desvelan sus anhelos y sueños, escribe Helga Prignitz-Poda , una de las mayores especialistas en la pintora mexicana, y autora de uno de los ensayos del nuevo libro de arte “Los sueños de Frida”, una edición limitada que acaba de publicar Artika, editorial española, que es parte del grupo Planeta.
“Los dibujos de Frida Kahlo son algo mucho más íntimo que sus pinturas, al final por una sencilla razón: los óleos estaban hechos para ser expuestos o para ser vendidos, y también muchas veces había en ellos mensajes ocultos; los dibujos son más directos y transparentes. Son prácticamente una biografía, como un diario ilustrado, donde puedes ver –y más en el caso de Frida, una artista cuya biografía ha afectado muchísimo a su trayectoria y obra— puedes ver el recorrido de su vida, a través de los dibujos. Reunirlos es algo que no se había hecho nunca”.
Así describe Marc Buil, director de Artika, el libro “Los sueños de Frida”. Esta es una obra única, no sólo por las características de la edición, sino sobre todo porque ha reunido en un volumen el mayor número de dibujos de Frida Kahlo, en reproducciones facsimilares. Son 34 dibujos de distintos periodos, cada uno de los cuales es descrito en sus características e historia por Helga Prignitz-Poda (quien es coautora del “Catálogo Razonado” de la obra de Frida Kahlo.)
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Artika publica así su obra número 28, donde reúne estos dibujos de Frida Kahlo que hoy son parte de colecciones internacionales. Se trata de una edición de colección. El estuche de madera, con diseño artesanal guarda dos libros, en uno aparecen reproducidos los 34 dibujos, el otro contiene fotografías, reproducciones de pinturas además de los textos de Juan Coronel Rivera, Marisol Argüelles y Helga Prignitz-Poda.
Una de las tareas más complejas fue reunir los dibujos que están en colecciones internacionales.
La investigadora escribe que los dibujos nos permiten asomarnos directamente a su interior: “Nos desvelan los anhelos y los sueños de Frida Kahlo sin esa bonita apariencia que había de otorgar valor a cualquier pintura al óleo si una quería venderla. Ninguno de los dibujos de Frida Kahlo fue concebido para su venta. Y, que yo sepa, ninguno de ellos se mostró en una exposición en vida de la artista. Exceptuando algunos que sirvieron como trabajos preparatorios para pinturas importantes, la mayor parte de sus dibujos son fantasías y sueños que nos permiten mirar tras la fachada sin tapujos. En ellos, Frida Kahlo exteriorizaba sus fantasías eróticas, sus sueños y sus deseos. Están menos guarnecidos y revestidos de la pátina intelectual que sus óleos más importantes. A veces a través de sus dibujos cuenta pequeñas historias, a veces nos muestran su soberbio sentido del humor. Pero no son un material apto para selfi. Por eso, aunque ahora algunos acompañan también a las grandes exposiciones, en su mayor parte los dibujos de Frida Kahlo han permanecido hasta hoy prácticamente en el anonimato. Al igual que ocurre con muchas de las pinturas al óleo de Kahlo, también en el caso de los dibujos se desconoce a menudo su paradero”.
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Por ejemplo, cuando se refiere al dibujo “El accidente”, de 1926, la investigadora relata que éste se creó exactamente un año después del catastrófico percance ocurrido el 17 de septiembre de 1925, y que fue la única vez en la obra de Kahlo en la que se refiere a este acontecimiento que cambió su vida radicalmente; añade que en ese dibujo hace un relato casi “como un cómic, una historieta, un recuerdo”.
Más adelante se refiere a cómo en 1951 la artista realizó tres dibujos a modo de bocetos preparatorios para una pintura al óleo de la Estatua de la Libertad de Nueva York: “Todos esos trabajos, tanto los tres dibujos como la pintura al óleo, quedaron sin terminar. No obstante, en ellos podemos apreciar la ambición de la mexicana por convertirse en una artista política, si bien también percibimos su lucha por encontrar una forma apropiada de transmitir sus pensamientos”.
La edición de colección, limitada dos mil 998 ejemplares a nivel mundial, tiene un costo de seis mil dólares. Presenta una confección única que juega con los colores, estética, materiales de la pintura. Es un libro de artista que es obra en sí mismo. El estuche guarda dos libros, uno de los cuales reúne los estudios, con pinturas, fotografías, y 100 dibujos, y el otro contiene los 34 dibujos reproducidos con las mismas características de los originales, como facsimilares; cada uno con su numeración.
Marc Buil explica que Artika nació en 2013, cuando José Manuel Lara era el presidente editorial: “Artika es una editorial que no busca facturar mucho sino ser un diamante bruto. Arrancamos con grandes artistas de España, Salvador Dalí, Pablo Picasso, Eduardo Chillida; el siguiente paso fue intentar salir fuera, e intentar incorporar artistas vivos; estos ha sido dos puntos de inflexión: que grandes museos como el Van Gogh nos permita hacer obra, o que artistas vivos como Fernando Botero, Miquel Barceló o Jaume Plensa participen”.
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El editor dice que no son libros convencionales, son más bien piezas de coleccionistas que libros en sí; cada uno es diferente, con material, diseño, papeles diferentes, y siempre son ediciones limitadas, de las cuales hoy prácticamente todo está agotado. En el libro acerca de Frida Kahlo han trabajado alrededor de cinco años.
“En Artika siempre trabajamos directamente con el artista o con los garantes de los derechos del artista. En este caso el gobierno de México, a través de Banxico y del INBAL. Nosotros partimos de preguntarnos qué vamos a aportar, qué vamos a dar diferente. En Artika siempre queremos dar algo muy íntimo, inédito, no muy conocido. Y eso lo encontramos en los dibujos. El gran reto ha sido poderlos recolectar todos juntos; la obra se ha presentado, pero no los dibujos. Helga ha sido un poco nuestra brújula. No es un libro de arte simplemente; invertimos mucho tiempo en crear una pieza diferente, y lo que se hace es trabajar con artesanos cada una de las partes del libro”.