Una más de Kiril Todorov. El presidente de la Federación Mexicana de Natación anunció al equipo que nos representará en los Juegos Panamericanos. Dio a conocer una lista con elementos que, desde el 15 de abril, ya habían sido seleccionados; sin embargo, se le olvidó mencionar a los entrenadores. ¿Saben por qué no lo hizo? Porque los mejores nadadores de México no llevarán a sus coaches.

Aquellos atletas que ganaron oro en los Juegos Centroamericanos y del Caribe 2018 no tendrán derecho a entrenador, con excepción de Nicolás Torres de Chihuahua, quien sí va atendiendo a la mejor nadadora de México en 200 metros pecho y con posibilidad de medalla... Pero Jorge Iga, Ricardo Vargas, Long Gutiérrez, Andy Song, Miguel de Lara, Mauro Castillo, los que dieron la mayor parte de medallas en Barranquilla, no son acompañados por quienes conocen su forma de trabajar.

La justificación es que se da un lugar a algunos entrenadores, contra quienes no tengo nada, pero los que van —que son más de cinco— llevan máximo un nadador. Además, no se pensó en llevar a un coach especializado para atender a todos los nadadores que compiten en Estados Unidos, como fue en Barranquilla.

Pueden llevar a quien quieran, pero dónde queda la paridad en la elección. Lo mismo de siempre.

Ni el Comité Olímpico Mexicano, ni la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte pueden hacer algo. No es justa esta nueva arbitrariedad. Necesitamos una persona que atienda a los nadadores que nos han dado la mayor parte de medallas en los Centroamericanos. Y ahora, las únicas posibilidades de medallas son estos nadadores. No tengo nada en contra de los entrenadores mexicanos, pero una vez más hace fechorías este personaje y nadie le dice nada. Creo que todavía hay tiempo para nombrar a alguien que se integre en la Selección Nacional.

No es justo lo que están haciendo.

Estoy de acuerdo en que se les estimule, que se les apoye a los entrenadores mexicanos, pero ¿por qué no llevas un apoyo para que atienda a los nadadores mexicanos que están en Estados Unidos? De verdad, este tipo de cosas son ridículas, pero lo más grave de todo es que nadie hace nada para que se corrijan.

Tengo esperanzas que, de aquí a la salida del equipo mexicano a Lima, alguna autoridad levante la mano y diga “va un entrenador que ayude a los chicos que nadan en las universidades estadounidenses”, porque no puede ser que los mejores nadadores de México no trabajen con el personal que los entrena todo el año y en todo tiempo.

Si en verdad quiere demostrar que no la trae contra la natación mexicana, que les dé todas la herramientas posibles para tener una gran actuación. Ningún apoyo está de más. La fórmula ya resultó en Barranquilla y pudiera repetirse, pero cuando no hay disposición, es difícil que se logren cosas importantes.

deportes@eluniversal.com.mx

Google News

Noticias según tus intereses