No entraré en detalles de cuál es más grande entre Chivas y América para no estropear la columna con las ideas viscerales de los hijos del Chanfle. 
Hoy, expongo los puntos más naturales y orgánicos del americanismo puro.  Ese ADN tan representativo de sobreponerse a las adversidades deportivas o extracancha para saborear constantes momentos de alegría. 

Con las Águilas sobran ejemplos: La final del siglo, en la 83-84, que jugaron desde temprano con un hombre menos, atajaron un penalti y sacaron el resultado. La famosa (dudosa) final contra el Tampico Madero para darle la vuelta a un 4-1. El recuerdo más triste del Cruz Azul con el remate de Moi Muñoz, también con un hombre menos, hasta el clásico capitalino de este semestre con nueve jugadores en la cancha y empatándole a los Pumas. 

El equipo de Miguel Herrera toma la cima con ese sello, sobreviviendo a las adversidades extracancha de Marchesín y sus patadas, los entrenamientos bruscos, la lesión de Lainez, la guerra de declaraciones Piojo vs el Tuca, y la vergonzosa eliminación en el imbatible Estadio Azteca contra Juárez en la Copa. 

Desde ese empate milagroso contra Pumas, llevan siete sin perder, 17 de 21 puntos posibles y  por fin le ganaron a Tigres en el Volcán. 
En pocas palabras, han superado la crisis y por eso Culebro dio el voto de confianza, pase lo que pase, a su técnico. El sábado llegan al Clásico Joven más fuertes y seguro para la Liguilla se convierten en el equipo a vencer. 
¡Bienvenidos, bienvenidos! A una dosis de americanismo puro.   

@EVonBeas

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