Angus Maddison

fue un economista rebelde, a su manera. Luego de graduarse de Cambridge estudió algunos años en Estados Unidos y Canadá, pero le pareció poco y regresó a Europa. Ahí empezó una larga carrera dedicada a entender porqué unos países son más ricos que otros, desde cuándo, si las diferencias se achican… Eventualmente Maddison obtuvo su doctorado, casi como trámite, en Francia, para tomar una posición como investigador en la Universidad de Groningen, en Holanda. En un tiempo en que el modelo neoclásico de crecimiento renegó de la historia, Maddison se sirvió de sus métodos para hacer historia económica.

Su empresa fue ambiciosa: construir las variables económicas más relevantes (PIB per cápita, tasa de crecimiento de la población, volumen comercial, etcétera) para tantos años como se lo permitieran los documentos históricos. Sus investigaciones permiten hoy entender el panorama del crecimiento económico del mundo. Gracias a ellas sabemos, por ejemplo, que el crecimiento económico es un fenómeno muy reciente: el PIB per cápita mundial se mantuvo prácticamente igual durante más de 1500 años, y no fue sino hasta 1600 que empezó a incrementar a tasas crecientes. En el mundo occidental, del primer año de nuestra era a 1820 el nivel promedio de vida (medido con el PIB per cápita) apenas se duplicó, mientras que de 1820 a 2006 (menos de dos centurias) se multiplicó por veinte.

Los datos de Maddison se llevan bien con los de Hans Rosling, otro rebelde. Rosling estudió medicina en Suecia y en la India, antes de ejercer en Mozambique. No le tomó mucho darse cuenta de que su interés estaba en los números grandes, esos que nos hablan de los millones que moramos el planeta; regresó a Suecia para obtener su doctorado y dedicó su carrera a la salud pública y la divulgación. Entre otras cosas, Rosling regresa a menudo a datos contraintuitivos sobre la condición del orbe: cerca del 90 por ciento de la población mundial tiene acceso a electricidad (2017), más del 70 por ciento tiene acceso a agua limpia (2015), en los últimos 20 años la población mundial en extrema pobreza y el número de muertes infantiles por cada mil nacimientos se ha reducido casi a la mitad (2017)…

Maddison

y Rosling apuntan a lo mismo: el mundo es hoy un lugar mejor que en cualquier momento previo de la historia. Y la afirmación es cierta hoy sobre ayer, mañana sobre hoy y en los días subsecuentes… El debate no es sobre si estamos mejor o peor -todos los países del mundo están mejor hoy que hace doscientos años- sino sobre cómo lograr que las sociedades pobres alcancen a las ricas y todas crezcan a ritmos similares. Contrario a todo lo que escuchemos, a pesar de que queramos convencernos de lo opuesto, la esperanza de vida aumenta, los índices de mortalidad caen y todos, en promedio, tenemos más que quienes vivieron antes de nosotros. Las cosas a las que tenemos acceso, además, son mejores que hace cincuenta años. Apenas a finales del siglo pasado el VIH/sida era sinónimo de una muerte prematura, hoy es una enfermedad con la que se puede pasar por la vida con pocas preocupaciones.

Casi sobra decir que esto no significa que el mundo es perfecto, menos aún que debemos sentarnos a contemplar nuestros logros. Inferir que no hay errores luego de escuchar lo destacable es una falacia. En un mundo de 7 mil 500 millones, el 10 por ciento sin electricidad es igual a 750 millones de individuos, o poco más que toda la población, desde Tijuana hasta Tierra del fuego, junta. Claro que se debe trabajar para reducir ese número, y no solo ese: hay que frenar la estupidez que impulsa las guerras, la locura que permite que los dictadores disfrazados de demócratas sigan torturando y reducir drásticamente la cifra de más de 2 mil millones de personas que no tienen acceso a agua potable, pero eso no invalida los grandes beneficios del crecimiento económico ni hace menos cierta la afirmación de que el mundo es hoy mejor que nunca.

Maddison murió hace nueve años en un hospital, luego de vivir 80 años y con reconocimiento no proporcional al tamaño de su aportación. Su legado quedó a cargo del departamento de economía de la Universidad de Groningen, a través del Maddison Project, que desde 2010 mejora y actualiza las bases de datos originales. Rosling falleció hace dos años como figura pública: incluido en listas de las personas más influyentes, miembro de la Academia sueca de ciencias y autor elogiado por Bill Gates. Diferencias razonables entre el perfil del científico y el divulgador.

Quedan muchos problemas por resolver, pero afortunadamente la sombra del apocalipsis ni siquiera asoma en el horizonte; de hecho, todo lo contrario: el mundo es hoy un lugar con mucho menos inconvenientes que hace doscientos, cien y cincuenta años, un lugar más habitable…

Escritor y economista

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