La bióloga e investigadora Julia Carabias aseguró que con la muerte de Mario Molina ella se queda con grandes recuerdos, con una enorme tristeza, y sobre todo con una ausencia, “vamos a extrañarlo la ciencia del mundo, los ambientalistas, porque él fue un defensor de la causa de cambio climático”, dice entrevista con EL UNIVERSAL.

La colega del Premio Nobel de Química en El Colegio Nacional y quien fuera parte del consejo del Centro Mario Molina, señala: “Creo que todos los mexicanos tenemos que honrar su memoria, vinculándonos con mucho mayor compromiso para ir resolviendo los temas globales ambientales y particularmente el de cambio climático”.

Carabias cuenta que hace apenas unos días juntos presentaron en la Asamblea de las Naciones Unidas una entrevista en donde era sorprendente su optimismo y sobre todo esa esperanza que tenía en los jóvenes para hacer el cambio.

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“Los miembros de El Colegio Nacional, la comunidad científica y las organizaciones de la sociedad estamos realmente conmocionados con esta noticia, que nos cayó de sorpresa, él se encontraba muy bien de salud, apenas el día lunes tuvimos la sesión de El Colegio Nacional, él estaba programado para el encuentro Libertad por el saber que comenzará en un par de semanas, iba a abordar el tema de economía del cambio climático y estuvo muy activo, pensando y platicando sobre esta intervención”, recuerda.

La doctora que junto con Mario Molina y José Sarukhán escribieron el libro “Cambio climático, causas, efectos y soluciones” editado por el Fondo de Cultura Económica, puntualiza los logros que Mario Molina hizo con sus colegas Frank Sherwood y Paul Crutzen sobre cómo la acumulación de gases generados por la industria, particularmente los llamados cloroflurocarbonados que se estaban acumulando en la estratosfera podían llegar a generar un cambio en la capa de ozono y romperla.

Recuerda que ellos publicaron el artículo en la revista “Nature”, que es la revista de mayor prestigio, en 1974, y años después se comprobó lo que habían predicho. Dice que ese descubrimiento los hizo involucrarse en tratar de evitar que el tema continuara y se convirtiera en una absoluta catástrofe, irremediable.

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“Ellos empiezan a hacer una campaña mundial en la que difunden esta información, es tomada por los gobiernos y se crean distintos instrumentos, uno de ellos es un acuerdo internacional que es que se llamó el Protocolo de Kioto, lograron que los países se comprometieran; este es uno de los únicos procesos de cambio global ambiental que es una historia de éxito y que se revirtió, se espera que para el año 2030 quedé completamente cicatrizado”, señala Carabias.

Por esa aportación les dieron el Premio Nobel de Química y para continuar con esas investigaciones tuvo que renunciar a la nacionalidad mexicana y se quedó en Estados Unidos, pues en esa época México no aceptaba la doble nacionalidad.

“Fue precisamente con una reforma a la Constitución en tiempo del presidente Ernesto Zedillo que se autorizó la doble nacionalidad y fue él el primer mexicano que recibe de manos del Presidente, en un acto muy bonito en Los Pinos, esta doble nacionalidad. Y fue a partir de entonces que él ya se queda en México, recibió el doctorado Honoris causa de la UNAM , cuando el doctor José Sarukhán era rector, se queda en México la mitad de su tiempo, la otra mitad seguía yendo al MIT ”, dice la doctora Carabias.

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Es ella quien valora otro aspecto fundamental en la trayectoria de Mario Molina, como formador de centenas de estudiantes, “impulsó muchas instituciones de investigación, entre ellas la del Centro Mario Molina en México, y sobre todo influyó y trabajó muy cerca de muchas autoridades, de la Ciudad de México, de varios estados de la República, en donde hacía una contribución siempre de propuestas de políticas públicas, basadas en este conocimiento científico”.

fjb

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